Una característica negativa de la globalización es la increíble movilidad criminal, que no se contrarresta con una movilidad policial pareja. La facilidad de las comunicaciones hace que deba replantearse la lucha contra la delincuencia organizada que ha borrado las fronteras.

España vivía mirándose su propio ombligo. No es casualidad que hasta hace poco fuera refugio de criminales y paraíso fiscal, como probó la impunidad con que vivían aquí los autores del 11-M. Ni que el boom inmobiliario de ciertas zonas se empiece a relacionar con el boom del blanqueo de dinero.

El Gobierno y los efectivos policiales dejan de mirar a otro lado, y gracias a excelentes redadas como la de ayer, España empezará a ser competitiva en materia de seguridad y no en delincuencia.

En ese sentido, deberíamos hacer más publicidad: sólo tenemos un homicidio por 100.000 habitantes frente a los 10 de Estados Unidos y los 20 de países como México o Brasil. Empecemos a hablar bien de aquello en que somos un modelo para el mundo.

*Catedrático de Derechode la Universidad Autónoma de Barcelona