La boda eclesiástica de dos clérigos anglicanos gais en Londres y la consagración de mujeres como obispos amenaza la unidad de la Iglesia de Inglaterra. Medio centenar de pastores y vicarios del sector tradicionalista estarían dispuestos incluso a presentar su renuncia al sentirse "traicionados", después de intentar impedir sin ningún éxito que los planes para elevar a las mujeres a la categoría de obispos sigan adelante.

La propuesta será sometida a votación en un sínodo decisivo que tendrá lugar en julio en la ciudad de York. De ser aprobada la reforma, esta deberá ser ratificada en parroquias y diócesis. La primera mujer podría ser consagrada obispo en los próximos cinco años. "Si todo sale adelante, sospecho que habrá grandes dificultades", ha señalado al diario The Times el tradicionalista Stephen Parkinson, sugiriendo la posibilidad de un cisma.

Los ánimos se han exacerbado aún más después de que el pasado fin de semana el reverendo Peter Cowell y el también reverendo David Lord contrajeran matrimonio, en un oficio religioso celebrado en la iglesia de Saint Bartholomew, en la capital británica. Los dos novios ya estaban unidos ante la ley como pareja civil y, aunque la ceremonia no fue en sentido estricto una boda, sí hubo bendición eclesiástica en el templo del siglo XII.

Las bendiciones públicas de parejas del mismo sexo no están autorizadas en la Iglesia de Inglaterra por la Diócesis de Londres y el obispo de la capital ha abierto una investigación. Hasta ahora los responsables eclesiásticos han preferido hacer la vista gorda cuando este tipo de servicios se realizan de manera discreta. Pero la liturgia montada por los dos clérigos --con misa, música, intercambio de anillos y la presencia de 300 invitados que tiraron confeti--, se ha interpretado como una provocación de los sectores más liberales. El incidente ocurre mientras 200 de obispos tradicionalisse preparan para reunirse en Jordania.