La Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca ha acordado hoy por unanimidad instar al Gobierno a aprobar un plan antes de que acabe el año para la sustitución progresiva y definitiva, en el plazo de tres años, de las bombillas incandescentes, "salvo las imprescindibles", por otras de bajo consumo.

Todos los grupos han apoyado una proposición no de Ley de CiU, a la que se han incorporado dos enmiendas, una del PSOE y otra del PP, que pide al Gobierno la aprobación de ese plan, de acuerdo con las comunidades autónomas, que permitiría ahorrar unas 6,5 toneladas de dióxido de carbono al año.

El plan de sustitución de bombillas de filamento incandescente, así como otras de baja eficiencia, se realizará estableciendo medidas de carácter social para uso doméstico que tenga como destinatarios a las familias con menos recursos económicos.

Según el portavoz de CiU en la Comisión, Pere Macías, que ha defendido la iniciativa, el 90 por ciento de la energía que consume una bombilla clásica se emite en forma de calor, un mecanismo que "no ejemplifica el ahorro energético y que no resulta adecuado en un momento en el que es urgente impulsar actuaciones contra el cambio climático".

Ha destacado que, de acuerdo con un informe de la Agencia Internacional de la Energía, si la mitad de las bombillas del mundo fueran sustituidas por lámparas de bajo consumo en 2030, se ahorraría cada año cinco veces el consumo anual de Australia.

Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, en España hay unos 350 millones de bombillas, unas 25 por hogar. El 20 por ciento de la factura doméstica de electricidad la consumen las bombillas, de tal forma que sustituyéndolas todas, se ahorrarían unos 10.000 gigavatios-hora cada año, un 3 por ciento de la electricidad que se produce en España al año.

Para Macías, la sustitución de las bombillas poco eficientes por las de bajo consumo, puede ser una medida más para hacer frente al cambio climático.