¡Qué extraña madrugada la de ayer en Buenos Aires, con la nieve dibujando los contornos de la ciudad! Todo comenzó la tarde del lunes. Los casi dos grados bajo cero calaban los huesos y la calefacción languidecía. Poco importaba: estaba nevando en una ciudad húmeda y esquiva a las heladas. Nevaba igual que hace 89 años. Los relatos de aquel 22 de junio de 1918 se confunden con la mitología. Agustín Bardi se inspiró en ese prodigio meteorológico para componer Qué noche , uno de sus grandes tangos, que no tiene letra. Tal vez Bardi no halló las palabras justas para describir lo que sus ojos vieron: insólitos copos bajando del cielo. La nota lúgubre, los tres muertos que el frío dejó en las últimas horas (que se suman a los 17 del país). El Gobierno de la ciudad tuvo que salir al rescate de 300 indigentes que duermen en la calle.