El grupo teatral Els Joglars se acerca a la figura de un Franco agonizante para mostrar, en su primera película, Buen viaje, Excelencia , la sordidez de una dictadura gobernada por un anciano con las facultades mentales muy menguadas, pero capaz de seguir dictando ejecuciones sumarias.

"¿Por qué una película sobre Franco?" se pregunta Albert Boadella, director de Buen viaje, Excelencia , durante la presentación a la prensa de esta película que se estrena el próximo día diez. "Resulta lógico y hasta natural hacerla, porque es extraño que no haya más películas sobre Franco. A los 28 años de su muerte todavía existe una voluntad de silenciarlo, cuando es necesario hablar de esa etapa tan vergonzante para nuestro país".

"Franco sigue vivo, no ha habido una auténtica catarsis", continúa Boadella, quien retrata a un Franco anciano y esperpéntico rodeado de su círculo íntimo en el palacio de El Pardo, a quien afecta sobre manera la noticia del asesinato de Carrero Blanco. Ante su abatimiento mental, su familia y sus colaboradores deciden llamar a una prestigiosa psiquiatra alemana que se convertirá en la mano derecha del anciano.

"Elegí esos días de Franco porque resulta paradójico que un hombre de 83 años gobernara un país y dictara ejecuciones", señala Boadella, quien niega que Buen viaje, Excelencia sea sólo su venganza contra el dictador. "Es una venganza limitada, la verdadera fue la de hacer pis en las paredes de El Pardo."

Sí es una velada venganza, confiesa Boadella, contra su generación. "Una generación que no tuvo el valor de eliminar a Franco del poder. Esa era nuestra responsabilidad, pero quien acabó con Franco no fuimos nosotros, fue la naturaleza".