Uno de los interesantes objetivos de la investigación de Craig Venter y sus colegas, explica el investigador y biólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas Pere Puig Domènech , es llegar a determinar cuál es la dotación mínima genética necesaria para poder hablar de vida.

Por ello han escogido una bacteria tan simple a la que le han podido ir quitando genes. "Por ahora --explica Venter en la publicación--, tenemos al menos unos 100 genes que sabemos que no podemos usar sin matar la célula bacteriana".