El dispositivo de la búsqueda del cadáver de Marta del Castillo en el río Guadalquivir en Sevilla incorporó ayer un rastrillo metálico de unos dos metros de ancho y medio de profundidad construido especialmente para esta labor. Con el instrumento se rastreará el fondo del río para intentar localizar el cuerpo de la chica, de 17 años, y el cenicero con el que el asesino confeso asegura que la golpeó.

El rastrillo se maneja desde una barcaza con una grúa que se introduce en el lodo del río, rastrea el fondo y recoge, con unas mallas metálicas, cualquier objeto que esté depositado en el lecho fluvial.

La busca con el rastrillo comenzó bajo un puente sobre el río situado entre Sevilla y Camas desde el que el presunto asesino y sus amigos sostienen que arrojaron a la menor al Guadalquivir la noche en la que murió, el 24 de enero.

Más de doscientos agentes han participado en la búsqueda de Marta desde hace un mes, cuando fueron detenidos Miguel C.D., de 19 años y que se confesó autor de la muerte de la joven, y su amigo Samuel B.P., de la misma edad.