Dos semanas después del catastrófico impacto del Katrina en los estados del golfo de México, la frustración seguía en aumento ayer en Nueva Orleans y otras zonas devastadas por la lentitud de la ayuda a los damnificados. Por ello, un coro de críticas recibió al presidente, George Bush, que se desplazó por tercera vez a la zona para intentar frenar el daño político que le ha infligido la gestión del desastre.

"El presidente probablemente no comprendió la magnitud total de esta catástrofe", arremetió con ironía el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, antes de la llegada de Bush. Aunque el edil trató de suavizar sus ataques, especulando con la posibilidad de que el presidente no fuese bien informado por sus asesores, la gobernadora demócrata de Luisiana puso en evidencia el descontrol del Gobierno el día de la catástrofe. Kathleen Blanco recalcó que tras el paso del Katrina no consiguió hablar ni con Bush ni con su jefe de gabinete y se vio obligada a dejar un mensaje con un asesor de bajo nivel.

LIDERAZGO CUESTIONADO "Dada su respuesta al 11-S, es inquietante que el presidente no sintiese más empatía hacia las gentes que experimentaban un desastre tan enorme", añadió el senador demócrata Barack Obama, único negro de la Cámara alta del Congreso estadounidense. Su sentir parece compartido por cada vez más ciudadanos, pues un sondeo del semanario Newsweek cifró ayer en sólo 38% el apoyo a la gestión de Bush, y reveló que un 52% de los consultados ya no confía en él para la toma de decisiones, ni en temas nacionales ni internacionales.

En Nueva Orleans, la búsqueda de muertos continuó ayer, con el alentador resultado de muchos menos cadáveres de lo temido. La cifra oficial se mantiene en 154 fallecidos en Luisiana y 211 en Misisipí, los estados más afectados. Bajo el control de los militares, ayer prosiguió la entrega de alimentos y agua a los miles de vecinos que se niegan a dejar la ciudad anegada pese a las condiciones sanitarias.

Mientras, la Cruz Roja, que está a cargo de 675 centros para evacuados del huracán en 23 estados de Estados Unidos, pidió ayer que 40.000 voluntarios más se sumen a los 36.000 que ya están cooperando.

SITUACION DE ALERTA Por otra parte, el Centro Nacional de Huracanes (NHC por sus siglas en inglés) puso ayer en alerta a los estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur por la amenaza de Ophelia , de nuevo convertida en huracán. La alerta afecta concretamente al tramo de la costa sureste estadounidense comprendida entre Ebisbo Beach (Carolina del Sur) y Cap Lookout (Carolina del Norte).

Según el NHC, Ophelia puede tocar suelo durante las próximas 36 horas con vientos de hasta 130 kilómetros por hora.