La compañía eléctrica Fecsa- Endesa tendrá que dar más explicaciones, con toda probabilidad, por el incendio que ha costado la vida a un jubilado de Guissona, ha arrasado 5.056 hectáreas de Lleida, quemado cobertizos, maquinaria agrícola y explotaciones ganaderas. El fuego, el más importante del verano hasta el momento, comenzó el viernes por la tarde en La Donzell d´Urgell, un núcleo de Agramunt (Urgell), y quemó en pocas horas fincas de ocho municipios de la Noguera y la Segarra. Ayer aún se podían ver las llamas en muchos puntos de la zona, pero el incendio quedó controlado.

"El inicio se habría producido por la caída de cables eléctricos. Esta es la hipótesis en la que se trabaja con más fuerza", dijo ayer el consejero de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar. Según sus datos, los términos de Oliola, con 1.820 hectáreas, y de Cabanabona, con 953, fueron los más afectados.

Fecsa-Endesa ya está investigando las causas. "Estamos trabajando codo con codo con los servicios de emergencia. Recibimos el aviso de incidencia a las 19.20 horas, pero el fuego comenzó mucho antes. Nosotros también estamos interesados en saber qué ha pasado, porque se han quemado cables", afirmó un portavoz de la compañía. Horas más tarde, tras la acusación de Baltasar, aseguraron que el origen de las llamas no habían sido sus instalaciones. Colocó grupos electrógenos para atender a ocho vecinos de núcleos aislados de Oliola, Cabanabona y Sanaüja. Baltasar señaló que los agentes rurales investigan sin descartar otras opciones.

También en Cabanabona, el consejero de Agricultura, Joaquim Llena, prometió ayudas y adelantó que estudia "pedir la declaración de zona catastrófica". El 70% de la superficie quemada es terreno agrícola, buena parte sembrada de cereal ya cosechado. Han ardido un total de 15 cobertizos, tractores, otro tipo de maquinaria agrícola, han muerto terneros y se han escapado más de 50 cerdos ibéricos de la única explotación de este tipo que hay en Lleida, en Coscó.

LOS TESTIMONIOS "Yo pensaba que la palmaba", contó ayer con los ojos rojos después de haber llorado "muchas horas", Antoni Guitart, un payés de 46 años de Mas Farell, en Torrefeta, al que el fuego le rodeó la casa en la que en ese momento estaba su madre, de 68. La mujer se apresuró a apagar con agua del grifo las llamas que entraban por la ventana. "La bola de fuego saltó por encima del depósito, los almendros parecían antorchas y eso que estaban verdes", resumió muy asustado todavía.

El agricultor ha perdido el cobertizo lleno de paja. Su vecino, Albert Campabadal, del Mas Passeres de Salvanera, encontró muertos cinco terneros. En otra vivienda cercana, los hermanos Lluís y Teresa Besora, arrendatarios de la masía, explicaron que el fuego quemó el cobertizo en dos segundos. "Fue fantasmagórico, te sentías impotente", relató la mujer, que dijo que el humo invadió la casa. "Todo está negro, negro", resumió.

Los bomberos continuaban ayer trabajando en la extinción del incendio en el que han intervenido 72 dotaciones terrestres y seis medios aéreos. también participaron agentes rurales, agricultores y voluntarios de Agrupaciones de Defensa Forestal.