Alvaro Rodríguez es cacereño, tiene 16 años y un tercer puesto en el Campeonato del Mundo de Aeromodelismo júnior, disputado recientemente en Pombal (Portugal). No está nada mal, sobre todo si se tiene en cuenta que era el primero al que acudía. Tras esta primera experiencia internacional se puede decir de él que apunta maneras para convertirse en una figura de este deporte, no solo a nivel regional, sino nacional. Aunque por el momento se conforma con disfrutar de su disciplina y seguir aprendiendo y mejorando. "Lo que más me ha gustado del Mundial es la cantidad de aviones y el nivel de vuelo que he podido ver", asegura.

Miembro de la Agrupación Cacereña de Aeromodelismo, lleva la afición de volar en la sangre. Cuando solo contaba tres años, su padre, quien ahora ejerce como su mecánico y entrenador, le llevaba al campo de vuelo de La Cervera, donde Alvaro empezó a contactar con el mundo del aeromodelismo.

"Al principio iba allí a jugar con mis coches", recuerda, "pero con siete años le dije a mi padre que yo también quería volar". Desde entonces Alvaro se ha entregado a los mandos de su avión. Desde ese momento hasta su primera experiencia en competición pasaron cuatro años. Tenía once cuando terminó séptimo en el Campeonato de España de su categoría.

En contra de lo que se pueda pensar, Alvaro asegura que el aeromodelismo es un deporte muy exigente. Por ello dedica tres o cuatro días a la semana a practicar figuras, acrobacias y giros. La modalidad en la que compite, F3-A, podría considerarla la categoría reina de este deporte, "por lo que el el esfuerzo que se requiere para progresas es el doble", dice este joven cacereño.

"Es una competición de acrobacias en la que la Federación Aeronáutica Internacional establece unas tablas de figuras acrobáticas, que cambian cada dos años. En los torneos hay que ejecutar esas figuras en un mismo plano, y cinco jueces son quienes te evalúan", explica.

Pero no todo es entrenar y volar. Alvaro, como es lógico, debe compaginar el aeromodelismo con su vida académica, "algo nada fácil", dice. "Suelo estudiarme las cosas mucho antes, y algunas veces le tengo que pedir a mis profesores que me cambien las fechas de los exámenes si me coinciden con algún torneo", comenta. Pero por suerte, Alvaro cuenta con el apoyo incondicional de su familia, que son quienes le dan fuerzas para seguir progresando y quienes le acompañan en sus competiciones.

Su próximo reto, el Campeonato de Europa, que se disputará en Austria el próximo año. Para ello será necesario que la Consejería de los Jóvenes y el Deporte vuelva a prestarle su apoyo, como ha hecho en el Mundial. Y mientras tanto, Alvaro seguirá volando cada vez más alto.