Los Mossos d'Esquadra han arrestado al sospechoso de atracar una oficina de Caixabank el pasado jueves a primera hora de la mañana. Fue el primer cliente que entró, a las 8.15 horas, sacó su pistola y se marchó con un botín de 1.200 euros. Lo que llamó la atención de aquel atraco fue que la apariencia del atacante era la de un anciano. Así lo destacaron los empleados de esta sucursal a la policía catalana. Una semana más tarde, se ha confirmado que efectivamente se trataba de un anciano, concretamente el abuelo pistolero es un vecino de Barcelona que tiene 71 años.

Tras atracar la oficina del Caixabank, entró en una espiral delictiva que no ha cesado hasta que ha sido detenido por la policía catalana, según ha podido saber este diario. A la irrupción madrugadora en esta sucursal de la Gran Vía de les Corts Catalanes con la calle Farrell de Barcelona, le siguieron tres farmacias, una pefumería y otraoficina bancaria.

DESENFRENO DELICTIVO

Lo detuvieron ayer martes agentes de paisano del distrito de Sants-Les Corts y pusieron fin a una vocación criminal -tal vez- tardía pero voraz. Seis atracos en seis días. Por la mañana, siguiendo el mismo 'modus operandi', entró en otro banco de la Gran Via para robar en él. Sacó su nota de papel con la pistola dentro del cinturón. Algo, sin embargó, le inquietó, se puso nervioso y se marchó con las manos vacías. Tras esta tentaiva, los Mossos activaron un dispositivo para dar con él.

Poco después, la policía tuvo constancia de que acababan de que alguien acababa de atracar una perfumería. Estaba situada no lejos de la oficina bancaria. De nuevo, la descripción hablaba de una persona aparentemente mayor. Los Mossos pusieron en alerto diversas patrulla y una encontró por el mismo barrio a un hombre que encajaba en el perfil que buscaban. Los agentes le dieron el alto, lo cachearon y apareció la pistola. Era él.

PISTOLA DE FOGUEO

Para llevar a cabo sus golpes el anciano usaba una pistola simulada. No tenía balas pero sí disparaba cargas detonadoras que sonaban como disparos sin proyectil. Usaba una nota de papel para evitar que se escuchara su voz. Durante el primer atraco, dejó una fiambrera con un reloj en el interior para simular que era un artefacto explosivo. Este detalle obligó a extremar las precauciones y cerró la oficina asaltada durante toda la mañana.

La Unitat Central de Atracaments, a cargo de la investigación, ha podido relacionarlo con otros tres atracos que se produjeron en el mismo distrito de Sants-Montjuic contra tres farmacias. Seis golpes en seis días desde el jueves 9 de febrero.