Hay rocas livianas y piedrecitas que pesan como losas. Me entero de que Carmen Franco Polo ha perdido en una de sus numerosas mudanzas una piedra lunar que le regaló el Gobierno de Estados Unidos a su padre, Francisco Franco . Al menos eso es lo que dice su hijo, que esgrime esta liviana teoría supongo que como mal menor para justificar una cagada injustificable. Y es que hay cosas que no se pueden justificar, por mucho que se intente, por muchas mudanzas que uno tenga que hacer. Ayer el Consejo General del Poder Judicial volvió a demostrar que es una losa que no muda. Esta vez fue por la reforma de la ley del aborto, de la que debía emitir un informe, algo que finalmente no hizo por culpa de su división interna. Una división que se resume en un grupo de juristas a los que algo les parece bien o mal según sea su ideología, lo que hace pasar a un segundo plano la necesidad de desarrollar el trabajo que tienen encomendado. Dice Margarita Robles , vocal del CGPJ, que si la sociedad piensa que los jueces dictan sentencia o emiten juicios movidos por su ideología es que algo se está haciendo mal. Y se debe estar haciendo mal. ¿Se les ha preguntado a los miembros del CGPJ su opinión personal sobre la ley del aborto? Creo que no. Su labor, entiendo, es analizar esta reforma aplicando criterios técnicos, para eso están ahí, para eso son juristas. Los criterios ideológicos o religiosos son para aplicarlos en la vida personal. Actuar con independencia (¿no es eso a lo que todos dicen aspirar?) es dejar las ideologías aparte, la ley sólo debe interpretarse desde un punto de vista jurídico. Todo lo demás es como perder una piedra lunar en una mudanza: un acto poco justificable.