Un error del piloto o el mal tiempo fueron las causas más probables de la catástrofe del Airbus A-320 de la compañía armenia Armavia, con 113 personas a bordo, que en la madrugada de ayer se precipitó a las aguas del mar Negro cuando se disponía a aterrizar en el balneario ruso de Sochi, declararon ayer las autoridades rusas.

La totalidad de los 105 pasajeros, incluidos seis niños, y ocho miembros de la tripulación murieron en el accidente. Los equipos desplegados en la zona hallaron ayer solo 48 cuerpos, porque los fragmentos del aparato se encuentran a una profundidad de 500 metros a más de cinco kilómetros de la costa. Restos del equipaje, fragmentos del fuselaje y gran número de chalecos salvavidas marcan el lugar del siniestro.

Según el Ministerio de las Situaciones de Emergencia ruso, el avión desapareció de los radares a las 2.15 horas (0.15 hora española) y los equipos de rescate localizaron el lugar de su caída a las 4.05 (2.05 hora española). El aparato cayó al mar cuando estaba haciendo la maniobra de aproximación a tierra.

Según la versión oficial, los controladores aéreos del aeropuerto Adler de Sochi sugirieron al piloto que no aterrizara en la pista principal debido al mal tiempo. Se le habilitó la segunda pista para que aterrizara con una visibilidad de 360 metros. "La visibilidad era mala, pero era posible aterrizar", indicó un responsable de la oficina del fiscal.

El gobernador de la región de Krasnodar (a la que pertenece Sochi), Alexandr Tkachov, también declaró que las condiciones meteorológicas permitían el aterrizaje y afirmó que "posiblemente hubo un error del piloto".