La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, trazó ayer en la comisión general de las comunidades autónomas del Senado un sombrío panorama sobre el futuro del agua en España. A su juicio, la sequía no ha hecho más que empezar. Los datos de que dispone el Gobierno le llevan a pensar que el ciclo puede prolongarse durante varios años y verse agravado, además, por los efectos del cambio climático.

España, como el resto de los países mediterráneos, está sujeta periódicamente a ciclos consecutivos de sequía y abundancia, pero ahora, según Narbona, ha aparecido un nuevo factor. El efecto invernadero generado por la emisiones contaminantes está teniendo una triple consecuencia: menos lluvias, descenso del caudal de los ríos y aumento de las temperaturas.

Quizá por ello el actual año hidrológico, un periodo que abarca de septiembre a agosto, está siendo el peor registrado en los últimos 60 años en el país.

OBRAS EN MARCHA La Administración está tomando, según la ministra, todas la medidas necesarias para hacer frente al problema. Cuando en septiembre se detectó el "cambio radical en la pluviometría de los últimos ocho años", las confederaciones hidrográficas empezaron a redactar los planes de sequía que el Plan Hidrológico obligaba a tener listos antes de julio del 2003 pero que, dijo Narbona, "el anterior Gobierno ni siquiera empezó". Algunas de las obras de emergencia previstas en los nuevos planes ya han empezado incluso a ejecutarse.

Siete comunidades han adoptado también medidas de restricción de agua para el regadío y el Ministerio de Agricultura prepara un decreto para compensar a los agricultores más afectados.

LA SEQUIA, RECURRENTE Sin embargo, para Narbona, lo importante es la respuesta a largo plazo. La política de agua debe tener en cuenta, en su opinión, que la sequía es "algo normal y recurrente" y que España "es un país árido que lo va a seguir siendo en los próximos decenios". La recetas no deben ser, por tanto, pasar como se pueda el periodo seco, sino potenciar el ahorro, ajustando incluso las tarifas al coste real, la reutilización, la desalación y la descontaminación.

El anterior Gobierno no ejecutó más que el 58% de las inversiones previstas entre 2001 y 2003, según Narbona, que describió como "desolador" el panorama que al llegar al ministerio. El dato más revelador a este respecto es que en algunas zonas de la España húmeda se están registrando problemas de abastecimiento por la contaminación y salinización de los pozos.

El discurso de Narbona fue respondido por los consejeros de Murcia, Valencia y el portavoz del PP, que relacionaron la sequía con el trasvase del Ebro. A su juicio, si no se hubiera derogado esta obra, la costa mediterránea no tendría ahora problema. Ella les recordó lo que varios expertos han advertido ya. Que el trasvase sería "inútil" en la actual situación porque el Ebro no lleva agua suficiente. Los conservadores tacharon también de "parches" las medidas alternativas al trasvase.