El horario se atrasará 60 minutos esta madrugada, las tres serán las dos y un tercio de los españoles se sentirán raros, molestos. Unos sufrirán alteraciones del sueño, otros estarán inusualmente cansados y, por último, según revela un estudio de la casa Philips, habrá muchas personas a las que despertarse cada mañana les costará aún más, si cabe, de lo que es habitual.

Pero la Unión Europea puede estar tranquila. La normativa comunitaria que establece que, en el último domingo de octubre de cada año, los relojes hayan de atrasarse para aprovechar más la luz solar y consumir menos electricidad no está en discusión. El 66% de los 1.832 encuestados creen que adaptar la hora a la luz es una medida efectiva para ahorrar energía. Solo el 23% de los más mayores entre los consultados, entre 40 y 55 años, piensan esto del cambio horario: "Lo que se ahorra por un lado, se pierde por otro".

Los trastornos causados por esta modificación de las agujas temporales, en cualquier caso, desaparecen rápido. En dos o tres días, continúa el estudio, aquellos que han sufrido las alteraciones del cambio de hora ya se han acostumbrado a que amanezca y oscurezca más temprano.