Volker Eckert, el camionero acusado de asesinar a cinco prostitutas en Cataluña y Francia entre 1999 y el 2006, fue encontrado ayer colgado en su celda de la cárcel de Bayreuth, en el estado de Baviera, al sur de Alemania. El portavoz de la fiscalía de Hof, Gerhard Schmitt, confirmó que todo indica que se trata de un suicidio, aunque como se ha decretado el secreto del sumario no quiso concretar cómo logró ahorcarse y qué elementos utilizó para quitarse la vida. Tampoco precisó si el fallecido había dejado una carta de despedida o si había comentado sus planes a sus compañeros de prisión.

Solo admitió que el suicido se ha producido justo cuando la justicia alemana estaba a punto de formalizar la acusación por el asesinato de cinco prostitutas, basándose en las propias confesiones del camionero, aunque no explicó si Eckert había admitido otros delitos.

La fiscalía acusa a Eckert del asesinato de Miglena Petrova, la prostituta búlgara encontrada muerta en Hostalric (Selva) el pasado 3 de noviembre, tres semanas antes de la detención del camionero, que fue arrestado en las afueras de Colonia, donde tiene la sede la empresa de transportes para la que trabajaba.

OTROS CRIMENES Eckert también confesó ser el autor de la muerte de la prostituta encontrada en Sant Sadurní d´Osormort (Osona) en el 2005 --que todavía no ha sido identificada--, y del asesinato de la española Beatriz Díaz Muñoz, cuyo cadáver abandonó en un camino del término de Maçanet de la Selva en el 2001.

Además de estos tres crímenes, el camionero alemán confesó haber matado a otras dos meretrices en Francia --una en Burdeos, en 1999, y otra en Reims, el año pasado-- y haber asesinado a una compañera de instituto hace 32 años en la desaparecida República Democrática Alemana. Eckert, que entonces tenía 15 años, estranguló a la víctima --de 14 años-- y luego simuló que fue un suicidio.

El criminal explicó que llevó a cabo los asesinatos con sus manos, y que lo hizo porque le excitaba el miedo que veía en los ojos y en el rostro de las mujeres, según confesó en los interrogatorios. Hacía fotografías a sus víctimas con una cámara Polaroid y llevaba consigo las instantáneas durante sus viajes por Europa. Sus andanzas han llevado a la policía a investigar si fue el autor de otros crímenes, ya que se sospecha que pudo cometer otros 13 asesinatos más, dos de ellos en Cataluña También coleccionaba mechones de pelo y objetos de las víctimas.