THta nacido una nueva forma de vestir, una sorprendente tendencia estética veraniega: llevar la camiseta de la selección española las 24 horas del día. El usuario suele ser un hombre con los cuarenta ya superados, barriga cervecera y barba incipiente. Se la pone todos los días desde que la ´Roja´ ganó el Mundial de Fútbol de Sudáfrica.

--Oye, tío, que ya han pasado unos meses desde aquello...

Pero ni caso. El adicto a esta camiseta suele deambular por el Carrefour, el Eroski o el Mercadona con cierto aire despistado, la lista de la compra en la mano y los vástagos revoloteando alrededor y dando gritos.

--¡Papá, papá, los cereales que siempre me compra mamá!

--Cállate niño, que te pego un guantazo, leche...

El de la camiseta es lo que antes se llamaba un Rodríguez y justifica su monotonía en el vestir con un sentimiento patrio y una pasión balompédica indomable. Pero la realidad es que no sabe planchar, ni quiere aprender.

--Campeones del mundo, campeones del mundo...

Repite esta frase a sus amigos emocionado y tembloroso mientras se toman las cervezas y los ´panchitos´ adquiridos en la gran superficie. Además, ya se ha comprado la camiseta con la estrella que atestigua este gran título obtenido. Tiene la de diario y la ´de vestir´. Los he visto en la playa, con la camiseta puesta hasta por la noche en el restaurante, aunque son más de pizzería y hamburguesería. Espero que en septiembre lleguen sus señoras o sus madres y les convenzan de que por muy campeones del mundo que seamos hay que volver a la cruda realidad. Refrán: Tengo dos problemas para jugar al fútbol. Uno la pierna izquierda. El otro es la derecha.