La libertad de expresión está amenazada. Irak, Rusia, Cuba... Sobran los ejemplos. Por eso, todos los que ayer se subieron al estrado del Círculo de Bellas Artes la mimaron, la veneraron, la arrullaron y la aplaudieron. Otros, cantaron por ella. Fue la verdadera protagonista de la velada: la libertad.

La que, por ejemplo, disfruta el reportero español Emilio Morenatti, cuya liberación en Gaza fue celebrada por los asistentes, incluido el Rey. La libertad, por ejemplo, de Florence Aubenas, periodista de Libération secuestrada en Irak el año pasado durante seis meses. Fue entonces cuando la redactora francesa comprendió la "tenacidad" con la que la organización que preside Robert Ménard, Reporteros sin Fronteras, defiende a los informadores de todo el mundo a los que se les priva de su derecho a ejercer su profesión.

Lucha antifranquista

La primera actuación de la noche fue toda una declaración de intenciones. Aparecieron en un escenario que hacía las veces de cielo estrellado Ana Belén y Víctor Manuel, un tándem personal y profesional que se convirtió, en su día, en un icono de la lucha antifranquista. Ambos demostraron que hay canciones que nunca mueren. Interpretaron España, camisa blanca de mi esperanza y, mientras cantaban ese fragmento que dice "aquí me tienes, nadie me manda, quererte tanto me cuesta nada", un vídeo mostraba las imágenes más emocionantes de la transición española.

Las escenas proyectadas siguieron recordando a los invitados que hace 30 años España era un país completamente diferente. En esos años, nacieron Interviú y El Periódico de Catalunya , "que destaparon una información de impacto y de denuncia, innovadora en forma y contenido". Una voz en off anunció que el propósito es seguir haciéndolo. "El futuro es un gran interrogante al que vamos a dar respuesta".

Hechas las promesas para el futuro, el escenario se oscureció y se inundó de verde y azul para dar la bienvenida a la sugestiva voz de Leonor Watling. La cantante de Marlango rindió tributo a la Semilla negra de Radio Futura con notas de jazz. El postre lo puso una cantaora de raza. Estrella Morente interpretó Volver e hizo un guiño a Grupo Zeta, al cantar que "30 años no es nada". A Gardel no le importaría la licencia artística.