Diez inmigrantes murieron ahogados hace 18 días cuando solo les faltaban 20 metros para pisar la playa de Arinaga, al sur de Gran Canaria. Solo sobrevivieron a la tragedia ocho ocupantes, uno de los cuales, el patrón, acabó reconociendo ante la policía que las víctimas no se lanzaron al mar por su propia voluntad al verse cerca de la orilla, sino que fue él quien los obligó a saltar al agua a pesar de que algunos de ellos no sabían nadar. Este individuo fue puesto a disposición judicial acusado de 10 delitos de homicidio y de favorecimiento de la inmigración ilegal. El magistrado, escuchadas las explicaciones del imputado, ha decretado su ingreso en prisión, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía de Canarias.

Said F., de 26 años y de Marruecos, partió el 4 de septiembre de la costa de Boujador con 17 ocupantes más a bordo de su patera. A los tres días de navegación, pasadas las seis de la mañana del 7 de septiembre, la embarcación llegó a la costa Canaria.

Estaban tan cerca de la orilla que acabaron encallando con una roca, lo que impulsó al patrón --quien tenía previsto regresar con la misma embarcación-- a obligar a los ocupantes a saltar al agua.