El cardenal William Joseph Levaa, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), rechazó hoy "cualquier interpretación subjetiva o puramente experimental o fruto de un análisis unilateral" de la Biblia.

El guardián de la ortodoxia católica hizo esta manifestación en la apertura del Sínodo de Obispos, reunido desde hoy y hasta el 26 de octubre en el Vaticano para reflexionar sobre el tema "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia", en el que es uno de los tres presidentes delegados.

Levada afirmó que sólo la tradición viva eclesial permite que la Sagrada Escritura sea comprendida como auténtica Palabra de Dios, que sirve de guía, norma y regla para la vida de la Iglesia y el crecimiento espiritual de los creyentes.

"Ello supone el rechazo hacia cualquier interpretación subjetiva o puramente experimental o fruto de un análisis unilateral, incapaz de acoger en sí el sentido global que a lo largo de los siglos ha guiado la Tradición del pueblo de Dios", subrayó el sucesor del actual Papa al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El cardenal estadounidense dijo que la Palabra de Dios al estar destinada a todos los creyentes requiere una especial veneración y obediencia, "para que sea recibida como una urgente llamada a la plena comunión entre los fieles".

El purpurado añadió que el Concilio Vaticano II enseña que "incumbe" a los prelados instruir oportunamente a los fieles a ellos confiados "para que usen rectamente los libros sagrados".

Añadió que el Sínodo de Obispos es la institución "cualificada" para promover la verdad y la unidad del diálogo pastoral "dentro del Cuerpo místico de Cristo".

Tras la intervención de Levada habló el secretario general del Sínodo, el prelado Nikola Eterovic, que contó que al mismo asisten 253 padres sinodales, de los que 90 provienen de Europa, 62 de América, 51 de África, 41 de Asia y 9 de Oceanía.

Asimismo, participan un centenar entre expertos y auditores de 26 países. Eterovic se refirió también al "Instrumentum Laboris" (documento de preparación) en el que los obispos de todo el mundo expresaron su preocupación por el desconocimiento entre los fieles de la Biblia y advirtieron del peligro de las varias interpretaciones "fundamentalistas" o equivocadas del Antiguo y Nuevo Testamento.