Aplausos, gritos, abucheos. El ambiente en el patio de butacas del Palace Theatre de Manchester, el pasado martes por la noche, no tuvo nada que ver con el elegante silencio de las audiencias tradicionales del ballet clásico.

Sin lugar a dudas, el drama representado en el escenario levantaba pasiones entre los espectadores del norte de Inglaterra, y con razón. Diana, la princesa es un montaje que quiere rendir homenaje a la que fuera desgraciada esposa del príncipe de Gales.

Entre plies, saltos y piruetas, la obra del coreógrafo danés Peter Schaufuss narra distintos momentos de la vida infeliz de una inocente y torturada princesa cuyo club de fans, en perfecta sincronía, la vitoreó durante la representación.

Las apariciones de Carlos de Inglaterra y Camilla Parker-Bowles, ridiculizados en la obra, suscitaron, como era previsible, silbidos, pataletas y abucheos. La amante y futura esposa del príncipe es presentada como manipuladora, odiosa y dominante. Carlos aparece como un tonto patoso, dominado por todo el que le rodea.

Qué diferencia con la romántica y angelical Diana, que en unos leotardos blancos culmina su existencia con un acaramelado paso a dos en los brazos de Dodi al Fayed, antes de que se perdieran juntos para siempre en el túnel del Alma. A la izquierda, los bailarines Sean Ganley y Zara Deakin, que interpreta a Diana.

Después de algunos días de rodaje en provincias, el ballet, que a buen seguro no verá ningún miembro de la familia real, se desplazará a uno de los teatros del West End londinense.

Los productores, responsables de su estreno en Dinamarca hace dos años, están de enhorabuena. El azar ha querido que la producción haya coincidido con la polémica boda del heredero y Camilla, el 8 de abril. Shaufuss ha dejado claro que la presentación en Inglaterra del espectáculo había sido planeada hace tiempo y que el anuncio de la ceremonia les pilló por sorpresa, como a todo el mundo.

JAQUE TERRORISTA Russell Crowe oyó hablar por primera vez de Al Qaeda meses antes del 11-S. Según explica el actor en una entrevista con la GQ, el FBI le advirtió de que el grupo terrorista planeaba secuestrarlo como parte de "un plan de desestabilización cultural". Los agentes se pusieron en contacto con el actor en los meses previos a que ganara el Oscar por Gladiator. "Esa fue la primera vez que oí hablar de Al Qaeda", admite. Crowe explica que el plan consistía en "eliminar del mapa a iconos estadounidenses", algo que resulta irónico en su caso, ya que tiene nacionalidad australiana.

STALLONE Y EL SEXO A Sylvester Stallone, de 58 años, no le da apuro quitarse años de 20 en 20. Así que ayer presentó en Nueva York su revista, Sly, para el hombre que "sigue siendo joven" a los 40. En su debut, el actor ha entrevistado a la actriz porno Jenna Jameson. Stallone también debutó como presentador del reality show The Contender, de la NBC, que busca un boxeador que pelee en Las Vegas por un millón de dólares.