TEtl fallecimiento de Carlos Latas Pérez es una de esas pérdidas que dejan, entre quienes le conocimos, una sensación de tremenda orfandad, un vacío un tanto inexplicable, más aún cuando sucede de una manera tan repentinamente temprana. Sobre todo, porque la figura de Carlos ha sido durante los últimos casi cuarenta años una referencia profesional y personal en nuestra ciudad, en la Universidad de Extremadura y en la actual Facultad de Formación del Profesorado de Cáceres. Una referencia educativa de primer nivel, que participó activamente en los movimientos de renovación pedagógica durante los inciertos años de recuperación democrática. Una referencia ciudadana, que ejerció como concejal en el ayuntamiento de nuestra ciudad en las primeras corporaciones de la democracia. Una referencia como docente, que obtiene su mejor evaluación en el permanente reconocimiento de sus alumnos, en el aprecio de sus compañeros de trabajo y en la inigualable estima que generó siempre como profesor, que son, al fin y al cabo, la distinción que solo consiguen los buenos maestros. Pero, sobre todo, Carlos Latas fue una referencia moral, tan profunda como su voz y como su particular carcajada, en todos los ámbitos en los que participó y para una gran parte de las personas que le conocimos.

Una persona, un educador y un ciudadano de profundas convicciones de izquierda, valorado por todos, independientemente de filiaciones políticas, que ejerció decididamente su compromiso social asentado en un talante conciliador y siempre mesurado, inconfundible como su melena, teñida de blanco por el mismo tiempo que le fue reconvirtiendo en un convencido extremeño sin dejar de ser un sentido y pertinaz aragonés.

Nos deja su recuerdo entrañable, que es una manera más de estar presente. Y sentimos tanto su pérdida, como la tristeza que se ciñe ahora entorno a Ana , su hija, y también, por supuesto, a M José , su compañera de viaje, de lucha y de profesión, en ese tándem tan difícil de disociar que forma parte ya de la historia de la Universidad de Extremadura y de la que fue y seguirá siendo siempre su casa, la vieja Escuela de Magisterio de Cáceres.

Siempre en nuestro recuerdo y en nuestra lucha, amigo y compañero Carlos.

Víctor López Ramos. Decano de la Facultad de Formación del Profesorado.