La simple idea de degustar un sabroso filete de clon de vaca genera inquietud y perplejidad en el consumidor y algunos recelos entre los expertos, pero todo indica que la carne y la leche de cerdos y vacas clonados están cada vez más cerca del plato. El organismo que regula los alimentos y los fármacos en Estados Unidos (FDA) asegura que estos productos son tan aptos para el consumo y tan seguros como los procedentes de animales criados en una granja. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), más cautelosa, anuncia que seguirá con las investigaciones y que contará con la voz de los consumidores, que podrían "no estar preparados" para aceptar estos productos. Una encuesta de EEUU refleja que el 60% no compraría un alimento que proceda de estos animales.

Varias compañías y laboratorios estadounidenses han clonado 500 vacas, otros tantos cerdos y algunas cabras, aunque los expertos dudan de que lleguen a surtir los supermercados en un futuro de carne y leche, sobre todo por el coste del procedimiento. Un ternero clonado puede salir por unos 10.000 euros.

Según el presidente del Consejo General de Colegios de Veterinarios, Juan José Badiola, el interés por estos animales está más en el hecho de que se pueden usar para la reproducción y "así transmitir sus ventajas a la descendencia, igual que se hace, por ejemplo, con un semental". El fin es clonar animales con pedigrí de primera, como cerdos ibéricos con sabrosos jamones o toros bravos y luego hacer que críen de forma convencional.

La carne de clon es una copia de la del donante, como si se tratara de gemelos pero nacidos en momentos distintos. No implica manipulación genética, sino una sustitución completa del código genético de un animal por el de otro, pero los ciudadanos suelen equiparar ese alimento con los organismos modificados.

Badiola, que también es vicepresidente del Comité Científico del Foro Interalimentario, defiende que por encima de todo debate y de los intereses de las empresas de biotecnología debe primar el derecho de los consumidores: "Si se aprueban, hay que ofrecerles toda la información para que decidan si desea comprar o no esos alimentos".

Asociaciones de consumidores, expertos en bioética y expertos en alimentación no ven en principio objeción a su consumo siempre que se especifique en la etiqueta. "El consumidor tiene derecho a estar informado sobre lo que compra y se va a comer", subraya Pía Jakobsen, portavoz de la Federación de Consumidores en Acción (Facua).

Para Andoni García, presidente de la Confederación de Agricultores y Ganaderos, la clonación no solo "no aporta nada a la humanidad", sino que exige más costes porque son más frágiles y enferman con más, y amenaza la ganadería tradicional.