«¡Escándalo! ¡Obscenidad! ¡Herejes!». El fin de semana discurría rutinario hasta que el primer romano se percató. Y, de inmediato, se ha armado la polémica en la ciudad de los papas. La razón han sido unas pancartas, colocadas en la oscuridad de la noche en el corazón de Roma —incluso en las cercanías del Vaticano—, con un abrasivo mensaje contra el papa Francisco.

En dialecto, con un tono comarcal y poco habitual para referirse al máximo jefe de la Iglesia católica, escribieron: «Oh France, has intervenido congregaciones, retirado sacerdotes, decapitado a la Orden de Malta y a los franciscanos de la Inmaculada, ignorado cardenales... ¿pero dónde está tu misericordia?».

Es un mensaje relativo a algunas de las decisiones más recientes de Francisco. En particular la de la que afecta a la Soberana Orden Militar de Malta, nacida en la época de la Primera Cruzada (1099) y envuelta recientemente en una enmarañada lucha de poder y, como consecuencia, duro pulso con Francisco. Algo que también salpicó al poderoso cardenal Raymond Burke, miembro del grupo y perteneciente al ala conservadora.

Dicho y hecho, la reacción a las pancartas -que no están firmadas y que aparecieron acompañadas por una imagen de Francisco con el rostro serio y circunspecto- cayó como un cohete. «Qué vulgar ataque fascista de la derecha católica. Reaccionaremos. Defenderemos al Papa», ha llegado a manifestar a través de un comunicado público la organización de católicos de base Noi Siamo Chiesa (Nosotros Somos Iglesia).

Todo esto está ocurriendo mientras en las redes sociales empezaron a circular a golpes de clic todo tipo de teorías sobre la inédita protesta, con el club de los partidarios de Francisco en primera línea entre los más indignados. ¿Quién está detrás de las pancartas? ¿Estarán montando otra revuelta contra el Papa? ¿Han sido los conservadores?

«Pancartas anónimas en la calle, trolls en Internet. Los mismos sinvergüenzas», escribió en Facebook el vaticanista del diario La Stampa, Giacomo Galeazzi. Esos carteles son «vulgares» e «inútiles», tuiteó uno de los jesuitas más cercanos al Papa, Antonio Spadaro. «Lo amenazan. Intentan alejarlo del corazón de la gente. ¡Pero su efecto es el opuesto!», continuó el también director de La Civiltá Cattolicá.

A tal punto ha llegado el revuelo que, aun antes de que las televisiones dieran cuenta de ello, ya había intervenido la policía, que tapó las pancartas y se abrió una investigación. Ahora tendrán que resolver el misterio las cámaras de seguridad situadas en las zonas donde han ido pegando los carteles críticos.

Hace unas semanas se censuró otra acción en sentido contrario. Unos desconocidos pintaron murales sobre Francisco en los aledaños del Vaticano. También fueron retirados, a pesar de que dibujaban al Papa como un solitario defensor de los pobres y marginados.