La fachada de la casa natal de Benedicto XVI en el pueblo bávaro de Marktl am Inn recibió el impacto de dos globos llenos de pintura azul durante la madrugada de ayer, la víspera de que Joseph Ratzinger acuda, en el día de hoy, a visitarla. La policía investiga la autoría del ataque, que el ministro del Interior de Baviera, Günter Beckstein, atribuyó a "un par de idiotas". Beckstein negó que lo sucedido ponga en evidencia el dispositivo de protección de la visita del Papa, que se inició el sábado y está previsto que finalice el jueves.

El portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, restó importancia al acto vandálico diciendo que era "un asunto secundario", agregando que no sabía quien estaba detrás ni estaba inquieto por ello.

La casa donde Ratzinger nació hace 79 años se ha convertido en una atracción turística. A comienzos de este año fue adquirida por una fundación de la Iglesia católica alemana para convertirla en museo. La fachada había sido recientemente restaurada y el lugar no tenía protección policial permanente. El ataque fue descubierto por una patrulla de la policía municipal que detectó las manchas en la pared. Ayer, a lo largo del día, vecinos y operarios trabajaron en la tareas de limpieza para rehabilitar la pared.

Múnich se volcó ayer con el pontífice, que recibió innumerables muestras de afecto. Unos 250.000 fieles asistieron a la misa celebrada en el recinto de la Feria de Muestras. Durante la celebración, el Papa alemán denunció la tendencia de las sociedades modernas a permitir que la fe en la ciencia y la tecnología les impida escuchar el mensaje de Dios y sugirió que Asia y Africa podían enseñar al rico Occidente, que desprecia a Dios, algo sobre la fe.

TODAS LAS RESPUESTAS "Dicho claramente, ya no somos capaces de escuchar a Dios; hay demasiadas frecuencias saturando nuestros oídos", afirmó. "Lo que se dice de Dios suena a precientífico, algo que no tiene que ver con nuestra época", dijo. Posteriormente, en la catedral de Múnich, hizo un alegato a favor de la enseñanza de la religión en las escuelas.

Benedicto XVI animó a los profesores a "estimular" a los alumnos para que pregunten "no sólo sobre esto o aquello, sino también a preguntar sobre el dónde y el hacia dónde de nuestra vida". "Ayudarles a que sepan que todas las respuestas que no llegan hasta Dios son cortas", precisó el Papa.

A los padres les pidió que ayuden a los hijos "a creer", y les exhortó a que les acompañen a la misa dominical.