TEtl niño cogió la pelota y se la llevó. Era suya y tenía todo el derecho a dar por finalizado el juego. Así pensó y así lo habrán pensado muchos niños de cuantas generaciones ha habido desde que se inventó el balón, que no sé cuándo fue. Un comportamiento egoísta y cruel que sin duda, con esta imagen u otras parecidas, hemos visto o incluso protagonizado. Nos riñeron cuando lo hicimos y reñimos cuando vemos que lo hacen. Cosas de niños que es preciso corregir. Lo malo es cuando la pelota se la lleva un adulto o un país. Ahora ha sido Rusia la que ha cogido el esférico bajo el brazo y ha dado por terminado el partido dejando al resto de jugadores tirados en mitad de la calle. Se enfurruña con Ucrania porque no paga y además le roba, y la castiga pateando el helado trasero de millones de europeos. Se ha llevado la pelota cuando más falta hacía. Con una ola de frío polar, medio continente congelándose porque le cierran el grifo. Así de simple. Decide que el gas es suyo y se salta a la torera contratos y acuerdos internacionales. Ya no juega nadie. Todos a casa.

No entiendo mucho pero me parece que en este caso el niño se equivoca porque el balón ya no es suyo; lo ha vendido. Cada jugador tiene derecho a su parte y existen papeles que lo rubrican. Hay responsabilidades que cumplir con quienes han pagado el gas para producir y calentarse.

Y ahora ¿quién riñe a este infante malcriado, incivil, cruel y egoísta?

Escribo esto el viernes y espero que, cuando lo lean el domingo, el conflicto esté solucionado y hayan conseguido hacer entrar en razón al díscolo niño, de lo contrario ya habrá muertos por el frío y despidos por el cierre de fábricas.

Castigado, en casa sin salir el domingo.