DOS AÑOS después de que las relaciones de la Iglesia católica con el islam dieran un paso atrás, o más bien una zancada, tras un discurso del Papa en la universidad alemana de Ratisbona que el mundo musulmán considero ofensivo, el Vaticano inauguró ayer un encuentro de tres días entre clérigos y expertos de ambas confesiones que quiere cicatrizar heridas y abrir nuevos horizontes de colaboración entre las dos religiones mayoritarias. El I Foro Católico-Musulmán reúne a puerta cerrada a 58 participantes, y debe permitir anudar lazos por encima de los conflictos que les enfrentan.