La teoría de la evolución de Darwin no tiene nada de misterio. Es suficiente con buscar caracoles en el jardín de casa para verla en acción. Esta idea está en la base de Evolution Megalab , un proyecto que pide a ciudadanos y estudiantes europeos que observen los colores de los caracoles que vean en su entorno. Cuando envíen la información recogida a una web, los voluntarios recibirán la relación de los cambios de aspecto sufridos por los bichitos en su pueblo o ciudad durante el último siglo. Para ello, las observaciones se compararán con todos los registros históricos existentes sobre morfología de los gasterópodos.

"Queremos que el público vea con sus propios ojos la evolución --explica Jennifer Worthington, de la Open University (Reino Unido), que ha diseñado el proyecto--. Al mismo tiempo, desarrollaremos un mapa de los cambios, que dependen probablemente del cambio climático y del retroceso de los depredadores".

MACROEXPERIMENTO Evolution Megalab , propiciado también por la Royal Society y el British Council, forma parte de las iniciativas que están brotando en todo el mundo para celebrar en el año 2009 los 200 años del nacimiento de Darwin y los 150 de la publicación de su obra maestra, El origen de las especies .

El responsable del proyecto en España es Xavier Juan, profesor del IES Sant Quirze del Vallés (Barcelona). "A muchos estudiantes, esto de estudiar caracolillos les parece poco serio", bromea. No es así para Laia Fernández y Víctor Alfonso, alumnos de 17 años que se han apuntado a la prueba piloto. "No es el clásico trabajo hecho buscando en internet", afirma Víctor. "Además, permite interactuar con investigadores", añade Laia. Los estudiantes reciben el asesoramiento del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.

"Hay que despertarse temprano para aprovechar las horas de sol", explica Laia, que el pasado fin de semana se fue al Pirineo en busca de caracoles con bandas de colores. Sus caparazones amarillos, rosas o marrones pueden tener entre una y cinco franjas. Esta vestimenta les sirve para camuflarse de sus depredadores, los tordos, y varía también en función de la temperatura. "El cambio climático y la menor abundancia de tordos podría haber modificado por selección natural la frecuencia relativa de cada una de estas propiedades", dice Worthington. Esto se averiguará si un número suficiente de voluntarios se apunta al proyecto. "Pueden participar todas las edades: hasta los niños de 4 años clasifican muy bien los caracoles", dice.

WEB ABIERTA A VOLUNTARIOS Mientras, Laia y Víctor recopilan la información histórica disponible en España. "Estas especies se hallan casi exclusivamente en el cuadrante noreste", resumen. A principios de febrero, la web del proyecto se abrirá a los voluntarios. "Dicen los del museo que para entonces figuraremos entre las máximas autoridades en el sector", se jacta Víctor. "Estoy orgulloso de que un proyecto así se lleve a cabo en un instituto público", concluye Xavier Juan.