La presión de los flujos migratorios procedentes de Africa no da tregua. Ayer, más de un centenar de inmigrantes intentaron alcanzar mediante distintos métodos las islas Canarias y las ciudades de Ceuta y Melilla. Por la mañana, un cayuco con 84 inmigrantes subsaharianos a bordo fue trasladado al puerto de Los Cristianos, en la isla de Tenerife, por el buque de Salvamento Marítimo Conde de Gondomar. La nave rescató a los inmigrantes en alta mar la madrugada del viernes al sábado, a unas 66 millas de la costa.

Cuando todavía se encontraba el cayuco en alta mar, un helicóptero de Salvamento Marítimo tuvo que trasladar de emergencia a dos de los inmigrantes que se encontraban en estado grave, uno por hipotermia severa y el otro porque había sufrido la amputación de un dedo en un accidente a bordo de la embarcación durante el viaje.

En el cayuco viajaban dos mujeres y la hija de una de ellas, de 10 años de edad. La menor, originaria de Gambia, fue identificada como Angie y se encontraba en buen estado de salud.

Los inmigrantes, tras ser atendidos por la Cruz Roja, fueron trasladados a las dependencias de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, desde donde se tramitará su repatriación.

Este ese el cuarto cayuco que llega en los últimos cuatro días, con un total de 274 inmigrantes. Mientras, a cientos de kilómetros de allí, frente a las costas de Melilla, Salvamento Marítimo detectó una patera con 25 subsaharianos a bordo, entre ellos, cuatro mujeres.

Pese a todo, el ritmo de llegada de estas embarcaciones se ha reducido con respecto al año anterior. En los siete primeros meses del 2008, el número de inmigrantes llegados a las costas españolas ha sido de 7.165, un 9% menos que en el 2007 y un 59% menos que en el 2006, cuando se disparó la llegada de cayucos.

AGENTES MOVILIZADOS En Ceuta, las fuerzas de seguridad reforzaron la vigilancia movilizando a un centenar de agentes para evitar que, como todos los años cuando acaban las fiestas en esta ciudad, jóvenes marroquís intenten emigrar ocultos entre las atracciones de la feria.

Los inmigrantes, casi todos de entre 18 y 25 años, se meten entre los hierros de las atracciones y bajo los vehículos de los feriantes antes de que estos embarquen con destino a la península. En los últimos años, se ha detenido a 200 jóvenes marroquís intentando emigrar mediante este método.