Seis meses ha tardado Laura Bush en encontrar al chef que se ajusta a sus deseos culinarios. Y ese chef es, por primera vez en la Casa Blanca, una mujer. Se llama Cristeta Comerford (foto), tiene 41 años, es de origen filipino y lleva 10 años trabajando como asistente en los fogones de la residencia presidencial. "Estoy encantada de que haya aceptado. Su pasión por la cocina se puede comprobar en cada bocado de sus deliciosas creaciones", anunció la primera dama en un comunicado.

Comerford ha superado todas las pruebas de Laura Bush desde que el antiguo chef, Walter Scheib III, dimitió en febrero. Fue ella quien diseñó el menú en honor del primer ministro indio en julio, en el que los 134 invitados degustaron sopa de espárragos con crema de limón y arroz basmati con pistacho y verduras de verano.

A partir de ahora, esta licenciada por la Universidad de Filipinas, que ha pasado por Le Ciel en Viena y dos hoteles en Washington, creará cenas oficiales, fiestas y eventos sociales organizados por el matrimonio Bush. Y aunque ganará prestigio, el trabajo será ingente: con hasta 2.000 invitados al mes, la primera dama ya ha anunciado su intención de aumentar las recepciones durante el segundo mandato de su marido.

Pero su cometido se ceñirá básicamente al de cocinera privada para los inquilinos de la Casa Blanca, como ha hecho desde la marcha de su predecesor, preparando desde el desayuno dominical preferido del presidente (huevos rancheros) hasta ostras y espinacas gratinadas en las cenas literarias de la primera dama. El sueldo (entre 80.000 y 100.000 dólares al año) no puede compararse con el de los chef estrella. Finalmente, Laura Bush ha premiado a alguien de la casa y parece que todos han dado su bendición. N. S.