Un chico de 15 años ha parado en seco uno de los planes de orden público más discutibles del gobierno de Tony Blair. El adolescente, un buen estudiante, conocido por la inicial W, desafió en los tribunales la ley de comportamiento antisocial, promulgada en el 2003, que imponía un toque de queda nocturno a los menores de edad.

La nueva legislación impedía a quienes no hubieran cumplido los 16 años andar solos por las calles después de las 9 de la noche, en 400 zonas del país. Todo aquel que incumpliera la norma podía ser detenido y escoltado hasta su domicilio, aunque su comportamiento fuera correcto.

El Alto Tribunal de Londres dio ayer la razón al demandante, un adolescente del barrio de Richmond, y decidió que la nueva normativa viola la Convención Europea de Derechos Humanos. El Ministerio del Interior apelará.

El dictamen entiende que no otorga a la policía poderes para detener a nadie, ni los agentes pueden forzar a nadie a acompañarles. "Todos tenemos el derecho a caminar por la calle sin interferencias de la policía, a menos que tengan poderes especiales para detenernos", señaló el juez Henry Broker.