China, obsesionada con la posibilidad de que la neumonía atípica se extienda por la vastedad de sus zonas rurales, ha amenazado con ejecutar o condenar a cadena perpetua a todo aquel que se resista a las medidas de cuarentena o bien disemine intencionadamente el virus letal. La medida coincide con un llamamiento del presidente chino, Hu Jintao, a potenciar la alerta para acabar con el síndrome respiratorio agudo (SARS, en sus siglas en inglés).

"Aquellos que propaguen voluntariamente agentes patógenos de enfermedades contagiosas, poniendo así en peligro la seguridad pública o causando daños graves, muertes o pérdidas materiales importantes serán susceptibles de recibir castigos desde los diez años de cárcel, a la cadena perpetua y la pena de muerte", informó la agencia oficial Xinhua. En China ya se han confirmado 271 muertes --ayer, otros 52 nuevos decesos engrosaron la lista-- y unos 5.163 contagios a causa del coronavirus.

DESERCION MEDICA

La disposición, adoptada por el Tribunal Supremo y la Fiscalía Popular Suprema, supone una interpretación severa de la ley sobre enfermedades contagiosas tras la aparición de informaciones sobre violaciones de las normas de cuarentena y de que algunas personas se hayan negado a admitir que padecen los síntomas de la enfermedad. El mes pasado, cientos de médicos y enfermeras abandonaron su trabajo en los hospitales de la capital por miedo a contraer la neumonía.

Grupos en defensa de los derechos humanos con sede en Hong Kong han criticado la dureza de la medida y la Organización Mundial de la Salud duda de su efectividad: "Si se aplica demasiada mano dura, algunas personas podrían arriesgarlo todo con tal de no acudir al hospital", declaró Mangai Balasegaram, portavoz de la entidad en Pekín.

Las autoridades chinas han puesto en marcha toda la maquinaria para frenar la epidemia. El presidente Hu urgió ayer a todos los gobiernos provinciales y líderes del Partido Comunista a que asuman sus responsabilidades: "Es necesario elevar la alerta para controlar el síndrome y minimizar todo lo posible el impacto que el mal pueda tener en la economía china", declaró.

RECELO DE LOS EXPERTOS

Ahora que el número de casos desciende en Pekín, los expertos recelan de que la epidemia se extienda a las zonas rurales, donde viven cerca de 800 millones de campesinos en precarias condiciones sanitarias. El secretario de Estado de Agricultura, Liu Jian, reconoció que la situación en el campo "sigue siendo muy grave". "Los campesinos --señaló el alto cargo-- no deben de tener miedo de ir al hospital. Todos los tratamientos contra el SARS, incluido el internamiento, serán costeados por el Gobierno".

En las pasadas vacaciones del Primero de Mayo, decenas de miles de campesinos huyeron de las zonas infectadas de Pekín, por lo que se desconoce cuántos de ellos se encuentran infectados en sus pueblos de origen.