Zhai Zhigang emergió de la escotilla a las 16.40 (hora china; 10.40 en España), saludó con la mano a la cámara que retransmitía en directo y enseñó una pequeña bandera china que se dibujó sobre la inmensidad negra. La escena tuvo la solemnidad de lo perdurable.

"Me siento bien. Saludos al pueblo chino y al mundo. No se preocupen, cumpliremos la misión con éxito", tranquilizó. La parte científica consistió en extraer un lubricante sólido del exterior de la nave que se analizará para conocer los efectos de la exposición continuada al espacio. Zhai regresó a la Shenzhou 7 15 minutos después, cinco antes de lo planeado, convertido en historia: el primer chino en pasearse por el espacio, lo que hasta ahora solo habían logrado estadounidenses y rusos. El éxito del paseo acerca la Luna a China.

En conexión telefónica desde el Centro de Control Aeroespacial de Pekín, el presidente chino, Hu Jintao, felicitó a los tres astronautas por su éxito y les deseó un feliz regreso a la Tierra. El paseo espacial es el núcleo de la misión de 68 horas que finalizará mañana con el aterrizaje en las áridas estepas de Mongolia interior. China se ha volcado en el vuelo, ubicuo en televisión y prensa. Miles de personas se reunieron ayer frente a pantallas enormes en Wangfujing, la principal avenida comercial de Pekín. A Zhai le espera a su regreso la misma gloria que disfruta Yang Liwei, primer astronauta chino y protagonista de cientos de anuncios publicitarios.

15 HORAS PARA VESTIRSE Zhai nació en la norteña provincia de Helongjiang hace 41 años, cuando China sufría los rigores de la Revolución Cultural y Mao lamentaba no poder enviar al espacio "ni una patata".

Aquel hijo de un pobre vendedor de comida ambulante que soñaba desde niño con volar a las estrellas se enfundó ayer el traje "más complejo, avanzado y caro del mundo", según descripción de la prensa local. El feitian o volador del cielo ha sido diseñado y fabricado por completo en China y ha costado 30 millones de yuanes (unos tres millones de euros). El blanco inmaculado del material lo rompe una bandera roja en la hombrera. Un astronauta tarda 15 horas en colocárselo, debido a debido a la dificultad de moverse sin gravedad, sus 10 capas y 120 kilos.

RETRETE A BORDO El salto de la tecnología nacional también ha permitido instalar por primera vez un retrete en una nave china y liberar a los astronautas de los pañales. En la nave hay medicina tradicional china y platos habituales de su gastrono- mía, como pollo con almendras, cerdo con ajo y ternera picante.

La carrera espacial china es tan reciente como febril. El primer vuelo tripulado fue en el 2003, y el segundo, dos años después. El paseo espacial de ayer es un hito por su complejidad y porque prepara el terreno para la llegada a la Luna, que China pretende en el 2020. Aunque su tecnología está lejos de la rusa y la estadounidense, carece de ataduras presupuestarias. Michael Griffin, administrador de la NASA, admitía en el Senado que China llegará a la Luna antes de que EEUU regrese.