Un hombre que mató a cuatro personas se ha convertido en el primer conductor condenado a muerte en China por poner en peligro la seguridad pública, según la prensa local. La sentencia ha sido impuesta por un tribunal intermedio, por lo que aún debe ser ratificada.

El condenado, Sun Weiming, de 30 años, chocó violentamente con su automóvil contra otro en Chengdu, una populosa ciudad del centro de China, el pasado diciembre. A continuación huyó en contradirección y embistió a varios vehículos. A raíz de su negligencia, cuatro personas murieron y otra quedó gravemente herida. Sun condujo a una velocidad que excedía el doble de la permitida y el análisis posterior demostró que estaba borracho. Tenía en la sangre una tasa de 135 miligramos de alcohol, cuando la legislación china considera ebrio al que supera los 80 miligramos.

COMPENSAR A LAS VICTIMAS/ Tras escuchar la sentencia, el condenado pidió perdón y anunció que apelará. "Espero emplear el tiempo que me queda en compensar a las familias de las víctimas. Solo tengo 30 años, aún puedo ganar mucho dinero para ellas", dijo entre lágrimas, según el diario Huaxi Metropolitan Daily.

China ejecutó el año pasado a 1.718 personas --el 72% de los ajusticiados en todo el mundo--, según Amnistía Internacional. No obstante, algunas fuentes calculan que el número real puede ser mucho más alto, ya que las ejecuciones son un secreto de Estado. Una reforma legal reciente, que obliga al Tribunal Supremo del país a ratificar las condenas de los tribunales regionales, ha disminuido la cifra de ejecuciones entre un 10% y un 20%, según los expertos.

En China se venía pidiendo desde hacía tiempo el endurecimiento de las condenas para los delitos de tráfico. Una serie de accidentes en las últimas semanas había acentuado la demanda. Los internautas chinos hierven de indignación por un atropello mortal reciente. Hu Bin, de 18 años, se llevó por delante con su Mitsubishi a un peatón en una carrera ilegal con sus amigos por las calles de Hangzhou, en la oriental provincia de Zhejiang. Las fotografías muestran el cadáver de Tan Zhuo mientras los amigos ríen y dan palmaditas al conductor negligente. Tampoco la llegada de la policía parece inquietarle. El asunto tiene un trasfondo social: Hu es hijo de un poderoso hombre de negocios, mientras que Tan era un pobre inmigrante rural, cuyos padres ya han recibido del homicida una indemnización millonaria. Hu fue condenado esta semana a tres años de cárcel.

No hay cifras oficiales de mortalidad en la carretera en China, que se presume altísima. El alcohol suele estar por medio de los accidentes, debido a la extendida costumbre de tomar licor después de las comidas. En Pekín han aumentado en los últimos meses los controles de alcoholemia, sobre todo en las zonas de restaurantes.