El fantasma del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) parece resurgir en China tras el ingreso de un tercer enfermo en un hospital de la ciudad sureña de Cantón. Los primeros análisis han dado positivo, por lo que se han tomado todas las medidas preventivas para evitar la propagación de la neumonía atípica y se ha aislado al paciente.

Del hombre no se han ofrecido más datos que la edad, 35 años, y que proviene de la provincia de Guangdong, donde también se han registrados los dos primeros casos de este invierno. El primer enfermo de SARS, un periodista de 32 años, ya se encuentra recuperado y en casa, mientras que el segundo caso, el de una camarera de 20 años aquejada por los síntomas de la neumonía, se encuentra en fase de estudio.

Médicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtieron ayer de que, de momento, no existe ninguna nueva epidemia de la enfermedad, que el año pasado afectó a 8.000 personas y mató a más de 800 en todo el mundo. "Debido a que algunos síntomas coinciden con los de otras afecciones respiratorias, es probable que en las próximas semanas se informe de muchos más casos de SARS sin que lo sean", advirtió la OMS. "Las informaciones de prensa proliferan, porque en ocasiones no están claras las definiciones entre caso en observación, sospechoso y confirmado", dijo Bob Dietz, el portavoz de la OMS en Pekín.

LOCALIZAR EL ORIGEN De momento, la organización centra sus esfuerzos en localizar el origen del virus que afectó tanto al periodista como a la camarera. En el primer caso se está investigando sobre todo el piso donde residía, incluso los canales de calefacción, ventilación y aire acondicionado. La camarera, por su parte, trabajaba en Cantón en un restaurante donde se servían civetas, un animal sospechoso de transmitir el virus.

A instancias del Gobierno chino, en la última semana ha comenzado la exterminación del animal. En la ciudad de Cantón, la civeta apenas existe ya, tras el sacrificio de unas tres toneladas. Los restos han sido incinerados y enterrados. La población y las autoridades también han colocado más de 10.000 kilos de veneno para combatir las ratas, moscas, mosquitos, cucarachas y otros animales sospechosos de transmitir el virus, aunque científicamente aún no se ha determinado el origen del mal.