Aun cuando Pekín mantiene el número de ejecuciones en secreto, Amnistía Internacional calculó en más de 4.000 las penas de muerte dictadas durante el 2001 y en 2.500 las ejecuciones consumadas. Estas cifras superan con mucho el resto de todos los ajusticiamientos efectuados en el mundo.

China tiene tipificados al menos 76 delitos como merecedores de la pena de muerte, entre ellos el asesinato, la corrupción y el robo de antigüedades. La ejecución suele efectuarse mediante un tiro en la nuca, si bien se está experimentando con la inyección letal. Testigos de ejecuciones y grupos pro derechos humanos han denunciado que los familiares de los reos deben pagar la bala mortal si quieren recuperar las cenizas del ajusticiado.