--Fue usted un escritor precoz.

--Tenía 10 años cuando mi madre me regaló un diario. Yo, que entonces leía Robinson Crusoe , reescribí la historia conmigo como protagonista.

--Luego rompió sus escritos.

--El Gobierno de Pekín me acusó de "contaminación intelectual". Me reeducaron. Quemé cientos de papeles. Una maleta entera. Otros los fui metiendo en tiestos y, cuando se llenaban, los hacía desaparecer.

--¿Eso determinó su mirada?

--Sí. La mía es una mirada neutra, fría, distanciada, calma, desprovista de otro juicio que no sea estético.

--¿Difícil llegar ahí?

--En la vida y en el arte busco la tercera vía. Un camino que pasa por encima de los acontecimientos y del propio caos, y que permite la distancia. Si lo logras, la mirada se vuelve clara.

--¿Y la furia, el rencor...

--¿De qué sirven? China me hizo sufrir mucho. Me rechazó, y todavía me censura. Allí no existo. Nadie me nombra. Pero el mundo es inmenso y yo tengo muchas cosas que hacer.

--Dejó allí un hijo.

--No tengo relación con él. No tengo relación con mis amigos. Tuve que cerrar una puerta tras de mí. Pero la sublimación de las situaciones más detestables ha alumbrado la creación artística. Me ha permitido el juicio estético, que no es un juicio de lo bueno y lo malo. Buscar la belleza.

--¿Qué es la belleza?

--Los filósofos se obstinan en dar una respuesta analítica, pero yo creo que es imposible definirla. Cuando lo intentas, la corrompes. La belleza es una sensación humana muy vinculada a la mirada. A veces puede ser trágica y otras, cómica.

--No hay palabras suficientes.

--No bastan, no.

--¿Por eso es también pintor, dramaturgo, cineasta?

--Soy un hombre. Pero no el hombre en mayúsculas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Soy un ser frágil... pero vivo, ja, ja.

--Su obra, su discurso, todo en usted busca la simplicidad.

--Soy consciente de que dentro de mí hay toda una tradición cultural oriental muy rica, y que la tradición occidental en la que vivo desde hace 20 años me fascina, pero persigo la sobriedad. Aparto de mí todo aquello que no es necesario.

--Algo imprescindible en los tiempos que vienen.

--Estoy en contra de todas las ideologías. Pero la historia del siglo XX nos ha dado alguna lección: el comunismo ha resultado ser catastrófico. Y el capitalismo ha resultado ser un sistema deficiente, pero no podemos hacer tabla rasa.