El grave problema de adicción a internet de la juventud en China no justifica cualquier medio. El Ministerio de Salud lo ha aclarado: los electrochoques están prohibidos. La polémica se había suscitado con las recientes revelaciones de algunos de los 3.000 jóvenes tratados en el Hospital Psiquiátrico de Linyi, en la provincia de Shandong. Después siguió un debate en la prensa local que Pekín ha finiquitado por lo sano.

"La terapia del electrochoque para curar la adicción a internet no está fundamentada por la investigación clínica y no hay pruebas acerca de su eficacia", asegura un comunicado ministerial. La descarga eléctrica es un método usado para tratar enfermedades mentales como la esquizofrenia. Consiste en el envío de electricidad al cerebro durante algunos segundos. Su uso ha decaído en los últimos años por el peligro de daños cerebrales o pérdidas de memoria, y se reserva como último recurso. La cantidad que se suministraba en la clínica china, 200 miliamperios, es la habitual en las terapias.

METODOS CARCELARIOS Más que el procedimiento, lo que ha soliviantado son los métodos carcelarios de la clínica, dirigida por el psiquiatra Yang Yongxin. Los pacientes recibían descargas si ingerían chocolate, se sentaban en la silla del despacho del doctor antes de recibir permiso o violaban cualquier otra de las 86 reglas del centro. Se ha sabido también que ni Yang ni otros seis trabajadores del centro tenían capacitación como psicoterapeutas. Los padres firmaban un contrato dándose por enterados de que sus hijos recibirían electrochoques. La clínica cobra 5.500 yuanes (unos 600 euros), una fortuna en China.

Pekín lleva a cabo continuas campañas para paliar la adicción a internet de su juventud. Hay más de 200 organizaciones que ofrecen tratamiento a los adictos, que según cifras oficiales superan los cuatro millones. Los adolescentes chinos pasan una media de 5,3 horas frente al ordenador, y un 14% es calificado como adicto. Gran parte de los jóvenes pasa noches enteras en y mal ventilados cibercafés que ofrecen un ocio asequible.

Tao Ran, un coronel del Ejército con experiencia en tratamiento de heroinómanos, encabeza la lucha contra la adicción de internet. Dirige un hospital militar a las afueras de Pekín donde han acudido miles de jóvenes con un porcentaje de curaciones del 70%. Muchos tienen problemas psicológicos serios. El hospital se hizo famoso cuando un diario de Estados Unidos mostró a un chico enredado en cables y aseguró que recibía electrochoques como terapia.