La rutina que sucede a los escándalos causados por exportaciones chinas se repitió ayer. Pekín defendió la seguridad del conjunto de sus productos, prometió investigaciones y encontró una compañía estadounidense a la que sancionar: Sopas Campbell. La multinacional Mattel retiró el martes más de 18 millones de unidades peligrosas que habían salido de sus plantas del país asiático. Nueve millones llegaron a Estados Unidos, y medio millón, a España.

"La amplia mayoría de los productos que exporta China a Estados Unidos siguen los estándares estadounidenses", aseguraba ayer una nota de la Administración General de Supervisión de Calidad, Inspección y Cuarentena (AQSIQ), que defendía la eficacia de los mecanismos de control de sus exportaciones. La organización aseguraba que el Gobierno "vigilaba de cerca" la segunda retirada de juguetes de Mattel. Hace 10 días, ya había sacado del mercado un millón y medio de unidades.

Pekín suele acusar a Washington de magnificar los escándalos para trabar sus exportaciones. El ministro de Comercio, Bo Xilai, prometió hace semanas que el 99% de las exportaciones chinas son "buenas y seguras", y anunció contramedidas si Washington cumplía sus amenazas.

EXCESO DE ALUMINIO Las célebres sopas Campbell son la última víctima de esta pugna comercial. La AQSIQ prohibió la entrada de 3,5 toneladas de galletas para consumo infantil de la empresa indonesia PT.Arnotts, subsidiaria de la multinacional estadounidense.

Pekín encontró en las galletas el triple de aluminio del permitido, lo que puede causar anemia, gastroenteritis y pérdida de memoria. Indonesia prohibió recientemente unos famosos caramelos chinos. No es raro que Pekín reaccione así contra los países que vetan sus productos.

Mattel, por su parte, actuó ayer con firmeza tras la última retirada de productos. La multinacional siempre ha sido vista como un ejemplo: practica continuos controles por sorpresa, cuenta con un auditor independiente que recorre las fábricas y que cuelga en internet los resultados, e impone estrictas medidas a los fabricantes. Ya saben que son insuficientes. "Hemos examinado a fondo nuestros procedimientos y los hemos mejorado para que no se repitan", dijo Jim Walter, vicepresidente, que anunció más tests por sorpresa y exámenes de la pintura.

Mattel ha sido víctima de las subcontratas, muy habituales en China. La compañía china que fabricó los juguetes retirados la semana pasada no había causado ningún problema en los 15 años de trabajo conjunto con la juguetera. Pero esta vez encargó pintarlos a otra empresa, que sustituyó la obligatoria pintura sin plomo por otra con plomo, mucho más peligrosa y barata. La historia se ha repetido con los juguetes retirados el martes. Según Mattel, la compañía china con la que está vinculada es tan víctima del engaño como ella.

China es el mayor fabricante de juguetes. Sus exportaciones alcanzan los 13.000 millones de euros. La mitad de los juguetes que llegan a la UE son chinos, así como el 80 % de las unidades defectuosas. Meglena Kuneva, comisaria europea de Consumo, advirtió el mes pasado de que si los juguetes no ganaban en seguridad, la UE les cerraría las puertas. Pekín prometió mejoras, pero subrayó que controlar todos los juguetes era difícil.