La fe convirtió al obispo Fermín en santo. Como mártir y campeón de la evangelización del norte de la Galia, su mayor legado no podía ser otro que el de dejar un pueblo unido que se quisiera y mimara por encima de todo. Pamplona, su tierra, volvió ayer a comulgar con su dogma y le lanzó a su patrón el chupinazo, la señal terrenal que cada 6 de junio al mediodía abre nueve días de fiesta divina.

Sin un solo baldosín libre, la plaza Consistorial acató la orden y tras responder el "¡viva San Fermín!", entonado en esta ocasión por Uxue Barkos, portavoz de Nafarroa Bai en el ayuntamiento de la capital navarra, la marea festiva alzó sus pañuelos rojos y empezó a perder el norte, el sur y la cabeza.

Los balcones, convertidos en improvisadas cascadas, aguaron los cuerpos hidratados de vino y demás espiritosos que podían apurarse de un cartón, un vaso de plástico o escurrirse de la camiseta del vecino. Bares de la zona vieja avanzaban su agosto mientras algunos extranjeros lectores de Hemingway se jugaban el espinazo trazando un carpado en tirabuzón desde lo más alto de la fuente del barrio de la Navarrería.

LA NOTA NEGATIVA La nota negativa, como toda fiesta con exceso de alcohol, los heridos: la Cruz Roja y la DYA tuvieron que atender a 201 personas, la mayoría con traumatismos y cortes producidos por el ya habitual --que no normal-- lanzamiento de botellas.

En concreto, la DYA ha atendido a 112 personas, 85 de ellas por heridas, 17 por traumatismos, tres por mareos, dos por dolor torácico, y el resto por intoxicación etílica, pérdida de consciencia, fracturas y otras atenciones. Cinco de ellos han sido trasladados al centro ambulatorio San Martín y otros cuatro a distintos centros hospitalarios.

Por otra parte, Cruz Roja se ha hecho cargo de 89 atenciones, cinco menos que el pasado año en el mismo acto. Del total de atendidos, 70 corresponden a heridas producidas en su mayoría por cortes de vidrio, mientras que ocho han sido por traumatismos, una por quemadura y seis enmarcables en el capítulo de otras atenciones. En total han sido cinco las personas que han necesitado traslado a centros de urgencia por parte de Cruz Roja.

MOMENTOS DE TENSION Dos concejales abertzales desataron la tesión en el ayuntamiento cuando intentaron sacar al balcón una ikurriña. La policía municipal reprimió el intento de Mariné Pueyo y Mikel Gastesi, ambos ediles de ANV. La versión del incidente por parte de ANV llegó a través de un comunicado en el que aseguraba que los ediles de la formación abertzale, al intentar sacar la ikurriña al balcón consistorial, sufrieron "ataques físicos" por parte de "varios agentes de la policía municipal" y de "guardaespaldas de concejales de UPN".

Al margen de la polémica, la fiesta continúa hoy y los toros del Conde de la Corte ofrecerán el primer encierro de San Fermín. Que el obispo Fermín les guíe con bondad. Y que los mozos corran más.