"El momento más complicado fue cuando le dije a mi madre que me iba a Noruega. Tenía 14 años". Antonio Ribas acaba de cumplir 18 años y está en la élite mundial de las competiciones de videojuegos. Su especialidad es el Counter Strike , un simulador de una lucha antiterrorista creado en 1998 y que actualmente es el juego en línea por equipos más popular del planeta.

Antonio conoció el juego en Valencia, en un cibercafé de su barrio, cuando tenía 12 años y, solo dos después, ganó con cuatro amigos más el campeonato de España. Entonces le ofrecieron fichar por un equipo profesional. "El manager garantizó a mi madre que me cuidaría como si fuera su hijo", recuerda Antonio. La historia es similar a la de muchos deportistas adolescentes y sus familias, sumidas en el dilema de permitir que un hijo marche a recorrer el mundo con el riesgo de que, además, abandone sus estudios.

Ciberfamosos

Finalmente sus padres aceptaron y hoy es el más joven de los cinco componentes del equipo de Counter Strike masculino del club x6tence-AMD. El mayor tiene 22 años. "Mi madre vio que volví sano y salvo de Noruega y que viajar me hizo crecer y adquirir autonomía personal", explica. Desde entonces ha visitado 10 países. A finales de 2005 pasó dos meses compitiendo en Corea. "Salíamos por la tele y nos pedían autógrafos por la calle", afirma con total naturalidad. "Allí somos ídolos", añade. Y en la Campus Party también. Los campuseros lo reconocen por las fotos y saben su nombre cibernético, Flipin, e incluso le retan en partidas individuales.

Antonio sigue estudiando informática. "En invierno competimos poco y sólo entrenamos unas 20 horas semanales", apunta. En verano llega la maratón de competiciones.

Los profesionales del videojuego se comparan con los jugadores de ajedrez. Para estar en la élite hay que tener mucha "motivación, ansias de ganar y talento". El x6tence está entre los cinco mejores equipos del mundo. Han ganado 8.000 euros cada uno en el último mes y medio.