El Cid se llevó el lote bueno de una muy desigual corrida. Ayer, el diestro de Salteras tuvo el santo de cara, con un primer toro de mucha calidad, pues teniendo esas virtudes tan definitorias como son la fijeza, la prontitud y el repetir las embestidas, tuvo algo aún mejor, que fue la clase con la que seguía la muleta por abajo. A la calidad del toro, respondió el diestro con un torero ligado, pero de no mucho ajuste. Dijo poco la oreja que cortó.

El quinto fue aún mejor. Con él estuvo mucho mejor El Cid, ahora sí, con series también muy ligadas tras algunas intermitencias en el inicio de faena. El trasteo fue a más y el ajuste fue mayor. Cobró una gran estocada y paseó dos trofeos.

El primero de Ponce fue muy deslucido, sin fuerzas y sin ritmo. Porfió ante él el torero sin lucimiento. El sobrero fue un toro que se movió. Era manso y llegó a la muleta con un punto de violencia pero con buen son por el pitón derecho. La faena, con altibajos, tuvo sus mejores momentos cuando el valenciano le dio sitio y le perdía un paso entre muletazo y muletazo.

MAL LOTE PARA TALAVANTE Alejandro Talavante venía con todas las ilusiones pero se estrelló ante un lote imposible. Tal para cual, calcados sus dos toros, fueron dos mulos; eran dos animales que tomaban la muleta con desgana y salían distraídos, sin repetir, ayunos de raza. Sólo pudo estar valiente el torero, primero dándoles todas las ventajas al citarlos sin más al natural. Después aguantándoles parones que a otro descompondrían pero no a él. Mala suerte la suya, todo lo contrario que la de El Cid.