Ante las restrictivas leyes europeas, la industria tabacalera trata de buscar métodos para que la gente consuma sus productos sin dañar con humo al vecino. El nuevo invento, denominado cigarro electrónico o e-cigarrillo Ruyan, consiste en un dispositivo con batería y forma de cigarro que emula la experiencia de fumar proporcionando nicotina al consumidor cuando es inhalado. Los médicos lo consideran "peligroso", "ilegal" e "inaceptable" y piden al Ministerio de Sanidad y Consumo la retirada cautelar en cuanto aparezca en el mercado. El departamento que dirige Bernat Soria le denegó hace dos meses la consideración de medicamento y estudia la posibilidad de frenar su comercialización como producto engañoso.

Luis Pastor, director de la empresa valenciana que prevé poner en el mercado este producto la próxima semana con un coste de 80 euros, sigue defendiendo que se trata de una terapia alternativa como la acupuntura o la hipnosis. "Solo tiene nicotina, carece de otros ingredientes claramente cancerígenos como el alquitrán o el monóxido de carbono y evita todas las toxinas generadas en la combustión", destaca Pastor. También destaca que sale "bastante más barato" que fumar una cajetilla de tabaco convencional.

Este invento chino, que fabrica la compañía Golden Dragon Group, dotado de una pila y un microprocesador, se asemeja a un cigarro con boquilla y tiene una luz roja en la punta que pretende simular la brasa. Además, emula su sabor y emite humo aunque, según la compañía, con la diferencia de que este no es tóxico porque "es una especie de vapor de agua".

El Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, que agrupa a 42 sociedades científicas y médicas, cuestiona de entrada la seguridad del producto y argumenta que no hay datos científicos que avalen su eficacia como método para reducir el consumo, ya que los fumadores pueden inhalar más nicotina que con un cigarrillo real. No obstante, la firma argumenta que dispone de un sistema de aviso para controlar cuánto se fuma.