Al compositor sueco Jan Sandström le gustan el jamón y las cigüeñas extremeñas. Hace dos años pisó por primera vez Cáceres y se quedó prendado de la belleza de su ciudad monumental. "Me gusta la amabilidad de la gente, como la de mi país", explicaba ayer en un perfecto inglés antes de comenzar el concierto del Gran Teatro cacereño, en el que la Orquesta de Extremadura interpretó una pieza de su puño y letra dedicada especialmente a Cáceres 2016 para dos trombones.

En el escenario, dos músicos de prestigio: el también sueco Christian Lindberg y el valenciano Ricardo Casero, que interpretaron junto a la formación regional Ecos de Eternidad , título de la obra compuesta por Sandström. "La idea surgió en una cena cuando vinieron a Extremadura", recuerda Isabel Montesinos, gerente de la Fundación Orquesta de Extremadura. Sandström cumplió su promesa: "La pieza no es sólo música. También hay cuadros de la ciudad antigua y del paisaje de la región", apunta.

Al compositor le llamaron sobre todo la atención los sonidos y las portadas que se fue encontrando en sus paseos por el casco antiguo cacereño. Hasta la casa del Mono aparece recogida en la pieza, con referencias auditivas al animal que se deslizan en las notas de la partitura que sonaron en la bombonera cacereña.

Pero la obra de Sandström no es un himno para la candidatura extremeña al 2016. Quiere ser un reconocimiento a la belleza que ha descubierto en la región: las murallas del casco antiguo, la paz que asegura ver en los ojos de las cigüeñas y las piedras que ha pisado. "No sé por qué Cáceres no puede ser capital europea de la cultura. Tiene la historia de sus torres y de los visitantes que han pasado durante siglos por ella. Pero también el futuro de los que vengan a descubrirla", añade.

Colega y trombonista

En el escenario, dirigiendo también a la Orquesta de Extremadura, Christian Lindberg, referencia internacional del trombón que ayer hizo las veces de director durante la interpretación de la pieza de su compatriota Sandström. Lindberg, que también alaba la belleza de Extremadura, está convencido de que Cáceres puede conseguirlo: "Apoyo que lo sea. Claro que puede lograrlo", dijo esta semana con su amplia sonrisa en la presentación de la pieza.

Con ese deseo, el músico sueco fue desgranando anoche junto a Casero las notas de la composición de Sandström, llenando el Gran Teatro de música para las cigüeñas y una evocación a las calles del casco antiguo. "Las torres de esta ciudad suenan a eternidad. Por eso titulé así mi obra", concluye Sandström. Ojalá que vuelva pronto para celebrar el título de la capitalidad cultural europea en el 2016.