Una persona que pesa 50, 100 y hasta 130 kilos más de los que serían adecuados para su altura, y no consigue detener un sobrepeso que le amenaza la vida, puede atenuar su problema recurriendo a la nueva cirugía de la obesidad. Explicada, resulta agresiva y su aplicación exige una considerable pericia, pero la demanda de intervenciones no deja de crecer, en especial desde que la técnica de laparoscopia permite operar sin abrir el abdomen. El objetivo es reducir el estómago al tamaño mínimo tolerable --el de una lata de refresco-- y provocar simultáneamente que una porción de lo que se coma no se asimile ni aproveche.

El ejemplo de que este tipo de cirugía está cada vez más implantado es Barcelona. Cerca de 300 personas han recurrido a la cirugía de la obesidad por laparoscopia en los tres centros que la han aplicado en la ciudad catalana desde el año 2000.

El cirujano Antonio de Lacy, que ha realizado 210 de esas intervenciones en el Hospital Clínico de Barcelona, insiste en que esa radical supresión de tres cuartas partes del estómago debe ser siempre un último recurso, y alerta de la creciente tendencia a operar a personas que podrían perder peso por otros medios.

CINCO AÑOS DE DIETAS

"Un gordo reciente no puede ser candidato a cirugía, aunque hay gente que la pide como si se tratara de reducir la papada, olvidando que se pueden morir en el quirófano --afirma De Lacy--. La obesidad es una enfermedad, no un problema estético, y estas intervenciones sólo están indicadas en 3 de cada 10 personas que la piden".

El equipo médico del Clínico que analiza a un afectado por obesidad grave incluye a un psicólogo. Antes de decidir llevar a cabo la intervención, se debe descartar que el candidato esté afectado por alguna psicopatía o adicción graves.

Sí sería adecuada para un obeso que lleva más de cinco años a dieta pero sigue engordando, sufre diabetes, hipertensión y apnea del sueño, y sobrepasa con al menos 70 kilos.

La cirugía de la obesidad que se aplica en Barcelona y otras ciudades de España, tanto la que utiliza la laparoscopia como la que abre el abdomen, consiste en realizar un bypass (enlace) entre un punto del intestino delgado --dejando sin uso entre 70 y 150 centímetros de su trazado-- y el inicio del estómago, que queda con 30 mililitros de volumen válido. Un gran segmento de estómago y un tramo del intestino quedan inaccesibles al alimento.

Cuando el bypass se hace por laparoscopia, el enfermo recibe cinco pequeñas incisiones alrededor del ombligo. Doce horas después de la operación, el enfermo toma su primera infusión y dos días después se va a casa. Seis meses después, asegura De Lacy, ha perdido casi el 60% de sobrepeso. "Quedan saciados con muy poca comida", afirma el cirujano.