Alemania es probablemente el país europeo más concienciado sobre la necesidad de una transición energética verde. Como reflejo de esa preocupación ecológica y de las regulaciones impulsadas por la Unión Europea (UE) en el 2006, el Gobierno impulsó una ley anticontaminación que incluía la creación de espacios verdes urbanos. Grandes ciudades como Berlín fueron pioneras en seleccionar zonas tradicionalmente congestionadas por el tráfico y transformarlas prohibiendo la circulación de aquellos coches con mayores niveles de contaminación.

En el 2008, la capital puso en marcha ese proyecto con un sistema de pegatinas basado en la normativa europea para vehículos diésel. Las de color verde son las que indican que el vehículo tiene unas emisiones contaminantes bajas y que, por lo tanto, tiene derecho a la libre circulación por ese espacio restringido. Los coches marcados por el amarillo o el rojo, más contaminantes en diferentes grados, solo pueden circular fuera de esta zona de descongestión. Las tres pegatinas van asociadas al número de licencia del coche y no respetarlas comporta sanciones económicas. Los vehículos de gasolina o diésel que no tengan convertidores catalíticos, un componente del motor que reduce las emisiones, se quedan fuera de este sistema.

En Berlín, la zona de protección verde se sitúa justo en el centro, en los aproximadamente 88 kilómetros cuadrados delimitados por la línea de tren circular conocida como Ringbahn. En esta área, que comprende los céntricos barrios de Mitte, Friedrichshain-Krezberg y parte de Pankow, Neukölln, Treptow, Tempelhof y Charlottenburg, viven alrededor de un millón de personas, casi un tercio de la población.

A pesar de su ambición, esta norma cuenta con pequeñas excepciones. Así, los vehículos profesionales, ambulancias y militares están exentos de la obligación. Este gesto tan sencillo ha permitido a la ciudad modernizar los vehículos, reducir el número de los que tienen más emisiones, concienciar a sus ciudadanos y apostar por el transporte público como medio más sostenible.

MEJOR NIVEL DE VIDA / La salud y el nivel de vida se han visto recompensados por esa medida. Según datos del gobierno de Berlín, en el 2012 ya había conseguido reducir más de un 50% las emisiones de partículas de diésel y un 20% las de óxido nitroso (NO2), componentes químicos directamente relacionados con enfermedades cardiovasculares.

Eso ha llevado a Berlín a ser una ciudad mucho más respirable que Barcelona. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la calidad del aire en la ciudad condal es de 33,05 mientras que la de Berlín es de 62,5 sobre 100 y el nivel de contaminación es de 66,95 frente al 37,5 de Barcelona. CARLES PLANA BOU