1 El Gobierno quiso disuadir el consumo

Los trabajadores cuya renta anual oscila entre 18.000 y los 100.000 euros abonan el 50% del precio de los medicamentos. En el caso de Cataluña, por ejemplo, ese porcentaje se reduce al 10% cuando el trabajador sufre varias enfermedades crónicas, cobra menos de 24.000 euros anuales y tiene reconocida una disminución por parte del Gobierno.

2 La ministra Mato habló de equidad

La ministra del Partido Popular de Sanidad del 2012, la madrileñan Ana Mato, argumentó la implantación del primer copago farmacéutico para los pensionistas y jubilados españoles en razones de «equidad» y para hacer «sostenible», dijo, el sistema sanitario. El decreto perseguía disuadir del supuesto acaparamiento de envases en los domicilios.

3 Una factura que sigue siendo elevada

Según los últimos datos que se conocen, el gasto por consumo de medicamentos en España pasó entre el año 2011 y el 2014 de los 11.000 millones de euros anuales a 9.200. Unos 300 millones de euros de esa reducción se atribuyeron inicialmente al efecto del copago. El resto, fue resultado de los precios de referencia máxima fijados por el Ministerio Sanidad.

4 Una sociedad hipermedicada

Las nuevas promociones de médicos de familia, los que visitan en los CAP, consideran que los usuarios de la sanidad pública consumen un excesivo número de medicamentos. Esas recetas, expedidas por los facultativos, son proporcionales al escaso tiempo que los doctores dedican a sus pacientes, según han puesto de manifiesto en varias ocasiones.

5 Fracasó en centros hospitalarios

La ministra Ana Mato pretendió en su momento extender también el copago de los medicamentos a las farmacias de los hospitales, cuyos productos son siempre caros y exclusivos. La complejidad de la medida y el rechazo general de los médicos frenó esta aplicación. En el 2015, el ministro Alfonso Alonso dio por anulada esta pretensión.