Hoy hace una semana que el Rey ingresó en el Hospital Clínico de Barcelona para que le extirparan un nódulo en el pulmón derecho. Le dieron de alta el martes, antes de lo que estaba previsto, gracias a su rápida recuperación. Al salir, cantó las excelencias de la sanidad pública, de la que dijo que la sociedad debería estar orgullosa. No obstante, el Monarca estuvo interno en un área del hospital donde se realizan intervenciones privadas.

Se llama Barnaclínic y está en la séptima planta. Es una entidad del Hospital Clínico en la que se atiende a los pacientes como sanidad privada. De hecho, más de 200 facultativos del Clínico pasan consulta u operan desde estas instalaciones fuera de sus horas en la pública. Por este motivo, la permanencia de Juan Carlos en un sector del centro que no era estrictamente público ha generado controversia en los últimos días en los medios de comunicación.

El director médico del Clínico, Josep Brugada, indicó que los médicos, enfermeras, anestesistas, celadores y demás sanitarios que atendieron al Rey los cuatro días que estuvo en el recinto hospitalario lo hicieron en su condición de personal del sector público. Y añadió que la Casa Real era consciente de que, si había algún sobrecoste, tendría que asumirlo.

Brugada subrayó ayer que el hecho de elegir Barnaclínic respondía a la necesidad de resolver un problema "de seguridad y protocolo" pero, sobre todo, de no "interferir" en la actividad prevista en el hospital. El responsable médico admitió que las habitaciones individuales de Barnaclínic tienen una decoración "más sofisticada" pero, aclaró, "al Monarca no se le dio una suite de 200 metros cuadrados porque no existe".