Tres días han bastado para constatar el abismo existente entre las principales delegaciones presentes en la cumbre del clima de Copenhague. Nadie está dispuesto a ceder sin contrapartidas. Ayer, China insistió en que no se comprometerá a nada mientras Estados Unidos no ofrezca una propuesta más ambiciosa sobre emisiones de dióxido de carbono. A su vez, la delegación estadounidense reiteró que no pensaba poner ni un dólar para que la industria china crezca de manera más sostenible. Entre ambos, los más desfavorecidos. Por ejemplo, la delegación de Tuvalu, un pequeño atolón del Pacífico, fue aclamada cuando pidió ayuda urgente para que su país no sea engullido por las aguas.

La filtración, el pasado martes, de un informe elaborado por Dinamarca ha tenido un impacto brutal, pese a no ser un documento vinculante. En uno de sus capítulos, sostiene que las emisiones mundiales de CO2 deberían alcanzar un pico hacia el 2020 y empezar a bajar a partir de entonces, como aconsejan los científicos. Teniendo en cuenta las propuestas actuales de los países ricos, las potencias emergentes sobreentienden que son ellas las que deberán hacer un esfuerzo suplementario. De lo contrario, no se llega. "No aceptaremos un compromiso de reducción obligatorio", dijo el brasileño Luiz Alberto Figueiredo.

DIOXIDO HISTORICO China, la India y Brasil recuerdan que su contribución es muy inferior si se cuentan las emisiones históricas, calculadas desde 1900, y si se tiene en cuenta su peso demográfico. China, con un 21%, y EEUU, con un 20%, se reparten casi la mitad de las emisiones de CO2 en términos absolutos, pero el nivel per cápita de la primera es cuatro veces menor. Un indio emite 13 veces menos que un estadounidense. El texto filtrado también propone una refundación o reelaboración parcial del protocolo de Kioto, en lugar de una prórroga hasta el 2020 (ahora su validez llega al 2012). Los países pobres lo han interpretado como un intento de quitar fuerza jurídica al futuro acuerdo. De hecho, el protocolo de 1997 podrá tener deficiencias, pero los países se comprometen a obedecerlo. Y uno de los capítulos atañe al envío de dinero para mitigar el cambio climático en el Tercer Mundo.

El secretario ejecutivo de la cumbre y máximo representante de la ONU, Yvo de Boer, quiso tranquilizar a los países en vías de desarrollo y asumió que el texto estaba "desequilibrado". La inmensa mayoría de los 192 países presentes en Copenhague, insistió, "quieren una continuación del protocolo de Kioto".

El primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, quitó hierro al texto y resaltó que la presidencia danesa solo ha presentado un "documento de trabajo". No obstante, señaló que si este fin de semana no se ha producido un avance significativo, la presidencia danesa sí podría entonces presentar una propuesta.

IR AL GRANO A la espera de que lleguen los ministros y los jefes de Estado y de Gobierno, a partir del día 18, no había pistas sobre el camino para lograr un documento vinculante. El jefe de la delegación china, Su Wei, llegó a pedir a la presidenta del plenario que se abstuviera de las cuestiones de procedimiento para ir más al grano.

El sudanés Lumumba Stanislaus Di-Aping, portavoz del G-77 (países en desarrollo), sostuvo que los 6.000 millones de euros anuales prometidos por los ricos hasta el 2012 "no llegan ni para comprar ataúdes para la población del Tercer Mundo". La UE estima que serían necesarios 60.000 millones anuales.