TMtantener una columna semanal siendo uno tan productivo implica luchar contra el calendario. De ahí que ahora en marzo estén viendo la luz artículos que escribí en diciembre del pasado año. No es ningún drama, claro, pero a veces tengo la sensación de estar haciendo trampas. Aterido por las bajas temperaturas de febrero escribí un artículo sobre el frío y la semana en que iba a ser publicado se dispararon los termómetros; así que guardé la bufanda y el artículo en el armario y me eché en la tumbona de la terraza a tomar el sol esperando que una nueva ola de frío devolviera cierto sentido al texto. Cosas que pasan. Dice Bubi que le gusta leer mis garabatos porque así se entera de lo que ocurre en el mundo con tres meses de retraso. Una vez escribí unas líneas sobre la boda de mi amigo Mario y el día en que se publicó el artículo ya se había divorciado y estaba a punto de casarse con una chica que había conocido en la luna de miel. Cuando su nueva esposa se percató de la primera falta menstrual me animó a que escribiera una nota para ser leída en el bautizo del bebé. Así no te pilla el toro por los cuernos , argumentó. Y es que yo había dado en primicia el asunto de las vacas locas cuando éstas ya habían recuperado la salud mental y lo que entonces estaba en boga era la gripe aviar.

Por esto --y por otros motivos-- los lectores no me toman en serio. Saben que si yo fuera el hombre del tiempo daría las previsiones meteorológicas del día anterior. (Y aun así me equivocaría en alguna ocasión.) Me excuso hoy ante los pocos lectores que tengo por mis demoras. Creo que sabrán perdonarme. textamentosgmail.com